Page 148 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza
Reunía los requisitos indispensables. Tenía una buena carrera
como jugador y como DT mi hoja ya tenía respaldo. AFNA, la
FEF y Deportivo Quito me extiendieron las credenciales y decidí
marcharme a México. Ya había llegado el telegrama de inscripción y
la documentación respectiva. Con esa noticia en mis manos decidí
visitar a Alfonso Laso Bermeo para contarle de mi viaje y despedirme.
Tenía previsto marcharme en cuatro o cinco días.
Alfonso me felicitó y me dijo que me dirija a la oficina de Ecuatoriana
de Aviación y pregunte por el gerente. Él funcionario de la compañía
me estaba esperando en la puerta de su oficina. Tenía listo el pasaje para
viajar a México. “Usted es un compatriota triunfador y Ecuatoriana de
Aviación lo invita”, me dijo de entrada.
Fue una gran sorpresa, Alfonso Laso había llamado por teléfono al geren-
te, mientras yo iba a la oficina, solicitando el apoyo que tuvo un eco in-
mediato. Me consultaron si viajaba solo o acompañado, porque no tenían
problema en extenderme otro pasaje. Enrojecí de la vergüenza y agradecí
el gesto. Iba solo. Me dieron los tickets de ida y vuelta, gratis. Agarré las
maletas y me fui al Distrito Federal, acompañado por una gran ilusión de
aprender y superarme. Iba a rolar y a aprender de grandes técnicos.
La mano derecha en alto, en la escalerilla del avión que lo llevó a México en 1969.
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