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¿A eso le llamas justicia? En tiempos del comienzo del exilio de los pandavas, Vidura
le pidió que no fuera tan cruel. Le pidió que les devolviera su reino, pero tu querido
discípulo se mantuvo inflexible. Es la persona más avariciosa que existe sobre la faz de
la tierra.
»Tengo el presentimiento de que esos mensajes y mensajeros no podrán conseguir
nada. Es una pérdida de tiempo. Conozco a Duryodhana. Déjame ser el mensajero en
Hastinapura. Lucharé contra ese hombre, le heriré con mis flechas afiladas, le arrastraré a
la fuerza hasta la presencia de Yudhisthira y lo arrojaré a sus pies. Si rehúsan no postrarse
ante Yudhisthira, los mandaré a todos a la morada de la muerte. No podrán enfrentarse
con el enfurecido Satyaki, cuando se decida a destruirlos.
»Realmente, ¿hay alguien que pueda enfrentarse al gran Arjuna o a Krishna o a
mí? ¿Quién puede enfrentarse a Bhima? ¿Quién es el que puede luchar contra Nakula
y Shadeva que parecerán como mensajeros de la muerte? ¿Quién es suficientemente
fuerte como para combatir a los hijos de Drupada, Sikhandi y el nacido del fuego,
Dhrishtadyumna? Piensa en los cinco pandavas y en su hijo Abhimanyu. Ellos tendrán
de su lado a Gada, a Pradyumna, a Samba y a mí. ¿Quién puede pelear contra este
equipo de truenos? Nosotros mataremos a los hijos de Dhritarashtra, a Radheya, a
Sakuni y a toda la multitud de pecadores. Nosotros realizaremos la coronación de
Yudhisthira. Los kurus son unos terribles pecadores que se han propuesto destruir a los
pandavas. Nosotros no pecaremos matándoles. Se lo que piensa Yudhisthira. Él sabe que
Duryodhana no le devolverá el reino: o los hijos de Dhritarashtra le devuelven su reino
inmediatamente a Yudhisthira, o morirán en la guerra y dormirán en el campo de batalla.
Tu sugerencia de que Yudhisthira debe suplicar a Duryodhana lo que le pertenece, es un
insulto a la grandeza de nuestro rey y al valor de todos nosotros que estamos dispuestos
para luchar por él.
Este apasionado discurso de Satyaki ganó la aprobación de todos. Yudhisthira miró
con afecto a Satyaki, cuya sangre hervía tan fácilmente al oír los insultos dirigidos
directamente a él. Krishna sonrió a Satyaki y a Arjuna. El pecho de Satyaki estaba
todavía agitado. Sus ojos todavía estaban rojos como el cobre. Lanzó una mirada
fulgurante a Balarama y se mordió los labios, que aún se estremecían de furia.
Drupada se levantó y dijo:
—Lo que ha dicho Satyaki es la verdad. Duryodhana nunca devolverá el reino sin
que haya guerra. Eso es cierto. El viejo rey Dhritarashtra no tiene voluntad contra su
hijo. Bhishma y Drona seguramente serán tan necios como para unirse a Duryodhana.
Radheya y Sakuni están, por supuesto, de su parte. Las palabras de Balarama no me
agradan. No debemos usar palabras suaves con Duryodhana, pues ha echado raíces en el
pecado. Siento que no se debe emplear la amabilidad. Cuando manejamos vacas y bueyes