Page 364 - Mahabharata
P. 364

344                                                                            Mahabharata


                   —Krishna, sabes lo que pasa entre nosotros, como primos. Probablemente lucharemos
               por el antiguo trono de los pauravas. Estamos tratando de reunir aliados y ejércitos,

               y por eso he venido a pedir que nos ayudes en la guerra poniéndote de nuestro lado.
               —Hizo una pausa y Krishna dirigió sus ojos interrogantes hacia Arjuna. Él asintió con
               la cabeza como diciendo: « Sí, mi señor, yo también he venido para pedirte que nos
               ayudes. » Duryodhana prosiguió diciendo—: Krishna, tú eres tan amigo nuestro como
               de los pandavas. Tu parentesco con los pandavas y con los kurus es el mismo, pero yo
               he venido a ti primero, así que es justo que des preferencia al primero en llegar. Tú eres
               el más grande entre los grandes. No estaría bien si no siguieras el camino del Dharma.
               Debes concederme este privilegio, ya que he llegado antes a ti.
                   Con una mirada triunfal, Duryodhana se sentó sonriendo como si su deseo ya le
               hubiera sido concedido. Si Krishna se unía a él convirtiéndose en la estrella de su ejército,
               los pandavas no podrían hacer nada. Estaban indefensos sin Krishna. No se sorprendería
               si los pandavas decidían volver al bosque antes que pelear contra Krishna. Pensamientos
               como estos se sucedían en su mente. Mas Krishna, como si adivinara sus pensamientos,
               dijo dulcemente:

                   —Duryodhana, te creo cuando dices que llegaste a mí el primero. No es necesario que
               me lo repitas para hacérmelo creer, te creo. Por supuesto, llegaste el primero, pero me
               encuentro en un terrible dilema. Estaba durmiendo cuando ambos vinisteis y no sabía
               nada de la llegada de ninguno de vosotros. Cuando me levanté, mis ojos casualmente
               cayeron sobre Arjuna primero. Tú llegaste a mí primero, pero yo vi a Arjuna antes. Por
               lo tanto, pienso que por derecho debería ayudaros a ambos. Tendréis que elegir. Ya que
               en cualquier decisión el más joven de los dos escoge primero, pediré a Arjuna que elija
               primero. Pienso que estoy haciendo lo correcto. —Ambos estuvieron de acuerdo con esta
               sugerencia y Krishna continuó—: Tengo un ejército compuesto de terribles guerreros que
               son iguales a mí en valor. Se les llama los narayanas y componen un akshauhini. Esa
               será una de las alternativas. Por otro lado, me tenéis a mí, sólo a mí, y yo no lucharé, he
               decidido no llevar armas. Ahora tenéis ambas alternativas ante vosotros. Arjuna, debes
               pensártelo muy bien antes de hacer tu elección. Por un lado tienes un ejército de un
               akshauhini y por el otro, un Krishna desarmado, que no luchará. —Les sonrió a ambos y
               esperó a que Arjuna hablara.

                   Arjuna se postró a los pies de Krishna. Sus ojos estaban cegados por las lágrimas.
               Cogió la mano derecha de Krishna entre las suyas y dijo:
                   —Tú, mi señor, te quiero a ti. No quiero nada más en este mundo, te quiero a ti.

                   Duryodhana, por su parte, se puso muy contento de haber conseguido el gran ejército
               de Krishna. Sintió que, sin su ejército y sin armas, Krishna no les serviría de mucha ayuda
               a los pandavas. Se podían dar por vencidos. Dio las gracias a Krishna profusamente y
   359   360   361   362   363   364   365   366   367   368   369