Page 453 - Mahabharata
P. 453

6. Bhishma                                                                               433


                   Krishna le miró durante un momento y le dijo:

                   —Arjuna, ¿cómo permites que el desaliento se apodere de ti? ¿acaso no te das cuenta
               de que la situación es crítica? ¿Cómo permites que tu ánimo decaiga en este momento
               crítico a causa de esos sentimientos? Esos sentimientos no son nada nobles, te apartarán
               del cielo y serán una mancha para tu buen nombre. Estás ganándote la ignominia. Aparta
               de tu corazón esta flaqueza momentánea y levántate. No olvides tu hombría. ¡Vamos,
               Arjuna, prepárate para luchar!
                   Arjuna, que todavía era incapaz de sobreponerse de su desánimo, dijo:

                   —¿Cómo puedo dirigir mis flechas contra Bhishma y Drona? Krishna, mi deber sería
               adorarles y, en cambio, estoy tratando de matarles; no es justo. Su sangre teñirá cualquier
               gozo que yo pueda tener más tarde en este mundo; no puedo hacerlo. Krishna, tú sabes
               que no soy un cobarde, esto no es debilidad, es compasión por el enemigo. No sé qué
               debo hacer. Dímelo, dime qué es lo que debo hacer, lo dejo en tus manos. Haz conmigo
               lo que desees. Estoy seguro de que nada disipará este dolor, ni siquiera las recompensas
               prometidas en el cielo y en la tierra.

                   Arjuna se sentó en silencio rehusando luchar. Krishna le sonrió y le dijo:
                   —Arjuna, te estás preocupando por aquellos que no lo merecen y, sin embargo, hablas
               como si fueras muy sabio. Un hombre sabio nunca llora, no llora ni por los vivos ni
               por los muertos. Créeme, el alma eterna es imperecedera y nadie puede comprenderla,
               sólo los cuerpos son perecederos. El cuerpo pasa en la vida por los diferentes estados de
               niñez, juventud y vejez y del mismo modo que estos estados son naturales, la muerte,
               que es el cuarto estado, también es natural. La muerte hace que el alma pase de un
               cuerpo a otro. Cuando los sentidos se unen a los objetos de los sentidos, aparecen el calor
               y el frío que afectan al cuerpo, y el placer y el dolor que afectan a la mente. Estos no
               son sino nubes pasajeras, no duran para siempre. Debes aprender a soportarlos; cuando
               aprendas a dejar de ser afectado por ellos, serás merecedor de la inmortalidad.

                   »Todo este universo tan inmenso está presidido por el Eterno. Arjuna, tú crees
               que eres el que mata y tu víctima piensa que es aniquilada por ti, pero ambos estáis
               equivocados. Ni tú matas ni tu víctima es aniquilada, no es así. Lo que no ha nacido,
               no puede morir, ni siquiera cuando muere el cuerpo. Una vez que conozcas lo que es
               imperecedero y eterno, una vez que conozcas lo que no tiene nacimiento ni cambios,
               ¿cómo puedes matar? Cuando un vestido está viejo y roto, el hombre lo arroja y se pone
               otro nuevo. Del mismo modo, el alma, cuando el cuerpo envejece, que es algo inevitable,
               lo abandona y toma un cuerpo nuevo. Dices que vas a matar a tus enemigos, pero estás
               equivocado. Las armas no pueden herir el alma; el fuego no puede quemarla, ni el agua
               puede mojarla. Es Eterna y es la misma para siempre. Una vez que comprendas esta
               verdad, no te preocuparás.
   448   449   450   451   452   453   454   455   456   457   458