Page 505 - Mahabharata
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6. Bhishma 485
La caída de Bhishma les paralizó a todos. Los hijos de Dhritarashtra estaban demasi-
ado aturdidos para ni siquiera hablar, lloraban como niños. El pensar que el inmortal
Bhishma había caído era algo que helaba la sangre en sus venas. Era algo que nunca
pudieron imaginar. Varios de ellos habían caído desmayados. En medio de esta tur-
bación, Bhishma yacía con los ojos cerrados, preparándose para el fin. Los pandavas y
los kurus estaban todos de pie a su alrededor con sus cabezas inclinadas y sus ojos llenos
de lágrimas.
Era patético ver a Duryodhana, tenía un aspecto tan deprimido e infeliz. No podía
hacer ni decir nada. Sólo permanecía cerca de su abuelo, mirándole fijamente. Dussasana
había ido a la retaguardia del ejército tan pronto como cayó el gran hombre. Se dirigió
hacia Drona y vio el carro de Drona avanzando hacia el frente del ejército. Drona venía
para defender a Bhishma. El hermano del rey iba a mucha velocidad. Drona detuvo su
carro y esperó la llegada de Dussasana. El príncipe le transmitió las noticias a Drona.
El acharya no estaba preparado para aquel golpe y se desmayó en su carro, teniendo
que ser reanimado. Cuando volvió en sí, lo primero que hizo fue retirar a todas las
tropas del campo. El ejército paralizado comenzó a moverse ahora lentamente hacia los
campamentos.
Guerreros de ambos lados comenzaron a llegar al lado de Bhishma. Llegaron uno
a uno. Descalzos y sin armaduras, ataviados con ropas ordinarias y con sus pechos
cubiertos por las telas más finas, llegaron los héroes y se pusieron al lado de Bhishma.
Parecían devas de pie en presencia del Creador Brahma. Los pandavas y los kurus
estaban allí, compartiendo el mismo dolor.
Bhishma les miró a todos. Les dio la bienvenida y comenzó a hablar, diciendo:
—Me duele la cabeza, quiero una almohadilla. —Todos los que estaban cerca se
apresuraron y cada uno trajo una almohadilla. Algunas eran de seda y otras bordadas.
Todas eran dignas de la cabeza de un príncipe. Pero a Bhishma le incomodó verlas y dijo:
—Estas almohadillas son para dormir en casa, pero no son almohadillas adecuadas
para quien ha caído en el campo de batalla. Arjuna, considéralo bien y dame una
almohadilla adecuada.
Arjuna se levantó y saludó a su abuelo. Con sus ojos llenos de lágrimas, dijo:
—Lo haré.
Cogió su arco y disparó tres flechas poderosas al suelo, cerca de la cabeza de Bhishma,
colocando la cabeza del herido en una almohadilla de flechas.
Bhishma sonrió con gran dificultad y dijo:
—Esta almohadilla es la compañera adecuada para mi cama. »La norma es que un
kshatrya debe tener una cama de flechas y nada más. —Bhishma estaba muy cansado, se
detuvo un momento y habló de nuevo. Dijo—: Mis queridos hijos, he caído y esperaré la