Page 507 - Mahabharata
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6. Bhishma 487
Capítulo XVI
RADHEYA Y BHISHMA
ADHEYA quedó aturdido al oír que Bhishma había caído. Estaba sentado en su
R tienda y parecía como si le hubiera caído un rayo. No podía hacer ni decir nada,
las palabras no le salían. Duryodhana se reunió con él cuando estaba sentado a solas
en su tienda. Los dos amigos se abrazaron mutuamente. Hasta entonces Duryodhana
había estado sobrecogido y no podía llorar, pero ahora, viendo a su amigo y sintiendo
sus manos, su dolor estalló y comenzó a sollozar sobre el pecho de Radheya. Lloró por
un rato y luego se detuvo. Parecía como si ya no tuviera que derramar más lágrimas. Se
sentía débil por aquel fuerte golpe. Radheya hizo todo lo que pudo por consolarle, pero
no valía de nada. Radheya invitó al desafortunado rey a que se echara sobre su propia
cama y le consoló con palabras amorosas. La amable naturaleza se compadeció del pobre
y desafortunado Duryodhana; sus ojos se cerraron lentamente y se quedó dormido.
Radheya estaba sentado a su lado mirando la figura de su querido amigo. El amigo al
que había dado su corazón y todo lo que le era querido. Su vida sería entregada en unos
cuantos días por causa de este hombre, este Duryodhana que significaba todo para él.
No se lamentaba, estos pocos momentos con Duryodhana le dieron fuerzas suficientes
para enfrentarse con los pandavas al día siguiente en la batalla. Sí, mañana tendría que
encontrarse con sus queridos hermanos en el campo de batalla.
Así estuvo sentado durante largo tiempo y después de un rato se levantó. La noche se
había adentrado en la madrugada, ahora podía ir hacia Bhishma. El silencio reinaba por
todas partes. Ni un alma estaba despierta. Conmocionados como estaban por la caída de
Bhishma, todos los kurus dormían profundamente como si estuvieran completamente
exhaustos. Radheya se apresuró con pasos rápidos y silenciosos hacia el lugar del
campo donde había caído el anciano kuru. Su mente estaba turbada, estaba nervioso
por dirigirse hacia Bhishma: nunca había sido del agrado de Bhishma. De hecho le
desagradaba. Con esto en su mente, Radheya caminaba lentamente y con gran vacilación
hacia Bhishma.
Se acercó al gran hombre y le encontró sobre un lecho de flechas. Su cuerpo estaba
lleno de flechas y sus ojos estaban cerrados. Radheya le miró durante un momento
y pensó que su corazón se iba a romper. Este hombre, el gran Bhishma, había sido
aniquilado por Arjuna y también era pariente suyo, Bhishma era también su abuelo. Con
lágrimas desbordándole cayó a los pies del gran hombre y cogió sus pies con sus manos.
Bhishma abrió sus ojos y dijo:
—¿Quién es el que me está quemando con sus lágrimas más que estas flechas? ¿Quién
eres tú, hijo, que derramas tan cálidas lágrimas de angustia sobre mis pies? ¿Quién eres