Page 503 - Mahabharata
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6. Bhishma 483
evitar que se acercaran los guerreros kurus. Drona había sido atrapado en la retaguardia
del ejército.
Sikhandi se puso enfrente de Bhishma y Arjuna estaba detrás de Sikhandi. Bhishma
les vio a todos allí. Vio a los cinco hijos de Pandu: los hijos a quienes Dhritarashtra había
maltratado desde que nacieron. Miró al noble Yudhisthira que había preferido cinco
pueblos pequeños a esta guerra. Vio a Bhima con su cuerpo débil y delgado por los
muchos años de exilio. Vio a los huérfanos de madre, Nakula y Shadeva y en el ojo de su
mente Bhishma vio a Kunti con ojos tristes. Pensó en todos los sufrimientos de los seis y
de Draupadi, la hija del fuego y pensó en la escena de la corte de Hastinapura catorce
años atrás cuando Draupadi se dirigió a él y le dijo: « Tú eres el más anciano y el más
sabio de todos, ¿cómo puedes permitir esta injusticia? ¿no puedes decir una palabra en
mi defensa? » Bhishma recordó aquello y su actitud indiferente. Finalmente miró el carro
de Arjuna y a Krishna, su conductor. Bhishma se dijo para sí:
« Podría matar a todos estos hombres en un momento, si no fuera por el hecho de que
están protegidos por Krishna, el Señor del Universo. No tengo derecho de pensar en la
muerte de los pandavas, ya he causado suficientes estragos en su ejército. He pagado la
deuda que le debía a Duryodhana, estoy harto de matar. »
Bhishma pensó en el día en que llevó a Satyavati a su padre, en su carro. Su padre le
dijo: « Te otorgo un don. Podrás mantener a la muerte a distancia. Puedes morir cuando
lo desees. » Bhishma giró sus ojos hacia Amba y pensó en el día en que ella le miró con
ojos suplicantes y le dijo:
« Tú me tomaste por la mano derecha y me subiste a tu carro, por lo tanto eres mi
marido. Por favor, acéptame, no arruines mi feminidad. » Bhishma se dijo a sí mismo:
« Puedo morir cuando lo desee y lo he decidido, quiero morir. Daré la bienvenida a
la muerte ahora, en este mismo momento. » Los dioses que se habían reunido en el
cielo oyeron su voz interior y parecían decir: « Tu decisión es correcta, Devavrata, estás
haciendo lo correcto. » Entonces de repente sopló una dulcísima brisa sobre Bhishma.
Era como la caricia cariñosa de las manos de su madre. Parecía decir: « Ven, hijo mío,
ven, estás cansado, vuélvele tu rostro a esta guerra. Te llevaré conmigo y refrescaré tus
miembros en las aguas del Ganges celestial. Yo te confortaré; ven. »
Krishna había estado observando el rostro de Bhishma y viéndole supo que el mo-
mento había llegado. Dijo:
—Ahora, debemos apresurarnos. Sikhandi, prepárate. Bhishma está listo para morir.
Sikhandi comenzó a disparar sus flechas a Bhishma y Bhishma no respondió a la
lucha. Apretando sus labios rígidamente, para que no se le escaparan los sollozos, Arjuna
disparó flecha tras flecha al anciano que permanecía en el carro y que había abandonado
su arco y sus flechas. Arjuna se odió a sí mismo. Yudhisthira casi no podía ver, pues