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Eran incapaces de detener el avance de Abhimanyu. Salya y Radheya, con algunos
de los héroes kurus, luchaban aún contra él. Radheya fue derribado al suelo, pero se
levantó y luchó de nuevo. A Salya le estaba yendo muy mal en su lucha. En poco tiempo,
no había nadie que pudiera enfrentarse a Abhimanyu. Era de verdad el hijo de Arjuna.
Él solo estaba manteniendo en jaque a todo el ejército. Todos los héroes que habían sido
situados para proteger el vyuha estaban saltando como astillas de madera ante el acoso
del joven Abhimanyu. La sonrisa no dejaba el rostro del muchacho a pesar de estar
siendo acosado por tantos guerreros. El sobrino de Krishna eclipsó a su padre y a su tío
con su valor. No es ninguna exageración decir que estaba matando a sus enemigos por
miles. Tenía todos los astras a su disposición y los estaba usando todos. Era un luchador
muy grácil y hábil. Su habilidad con el arco demostraba una clase única, todos lo vieron:
las flechas que salían de su arco parecían los rayos del Sol, surgiendo a millones.
Drona estaba observando su avance y le dijo a Kripa:
—Abhimanyu puede ser considerado como uno de los más grandes arqueros. Hoy ha
venido por complacer a sus tíos: Yudhisthira, Bhima, Nakula y Shadeva. Si se decide a
hacerlo puede destruir fácilmente todo este ejército, me sorprende que no lo haya hecho
ya.
A Duryodhana no le gustaron las palabras de Drona. No le gustaba que Drona
alabase al enemigo. El enemigo era el hijo de Arjuna, el discípulo favorito de Drona.
Duryodhana miró a Radheya y le dijo:
—Radheya, nuestro acharya es un gran hombre; ni Indra, ni Yama pueden vencerle
en una batalla, ¿para qué pensar entonces en el destino de simples mortales? Si se decide
puede matar a este joven necio; pero, Radheya, te olvidas del secreto más importante.
Abhimanyu es el hijo de su querido y amado discípulo Arjuna. Nuestro acharya, dado
que aprecia tanto a Arjuna, está protegiendo a Abhimanyu, no tiene corazón para dañarle
o herirle. Confiado en la parcialidad de Drona, este joven está infiltrándose en nuestro
ejército con toda confianza, lo veo claramente. Puedo entender fácilmente el coraje de
Abhimanyu.
Dussasana estaba impresionado por las palabras de Duryodhana y acercándose le
dijo:
—Tienes razón, no hace falta depender de nuestro acharya para matar a Abhimanyu,
yo mismo le mataré. Le cubriré como Rahu cubre al Sol. Cuando oigan que Abhimanyu
ha muerto, Krishna y Arjuna perderán su arrogancia. Morirán por el dolor de su muerte.
Con su muerte, morirán todos los pandavas. Por la muerte de esta sola persona, todos
los pandavas morirán. Te complaceré, haciéndote este servicio.
Fue al encuentro de Abhimanyu y le retó, la lucha duró unos pocos momentos y
Dussasana tuvo que salir corriendo para salvar su preciada vida. Radheya tomó su lugar,
pero sufrió la misma suerte, aunque la lucha duró más tiempo.