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miró con orgullo y cariño al hijo de Arjuna, que estaba logrando tanta gloria como su
padre. Abhimanyu dijo:
—Estoy seguro que hoy podré hacer esto. Hoy quemaré a los kurus como polillas
que caen en una llama. Hoy ganaré fama duradera para las dos familias: los kurus y los
vrishnis. Haré que mi padre y mi tío se sientan orgullosos de mí. Haré que mi madre
sienta que es la madre del héroe más noble que luchó en el gran campo de Kurukshetra.
Hoy mi valor será tal, que nadie lo olvidará. Después de hoy nadie pronunciará mi
nombre sin que sus ojos se iluminen de admiración por mí. Que los kurus me vean hoy
en acción.
Yudhisthira dijo:
—Que tus palabras se cumplan. Que los dioses de las alturas hagan que tu misión
tenga éxito. Enviaré a todos los grandes héroes de nuestro lado para que te protejan.
Juntos, son como la combinación de Rudra y el Sol. Que Dios te bendiga, hijo mío. Obtén
gloria para los nombres de Arjuna y Krishna.
Abhimanyu saludó a sus tíos y partió dispuesto a realizar la peligrosa misión que se
le confiaba. Estaba seguro de su éxito. Su padre le había enseñado el sistema de romper
el padmavyuha. Conocía el truco para entrar en él. Este vyuha tenía un sistema para
cerrarse tan pronto como alguien entrara en él. Su padre le había prevenido contra eso.
Esa era la única cosa que debía preocuparle, pero luego sus tíos y los demás estarían allí
para cuidarse de que los pétalos del loto no se cerraran atrapándole como un verdadero
loto atrapa a la abeja que viene a él buscando la miel. No había ninguna necesidad de
preocuparse, él no sabía cómo salir del vyuha, pero después de abierto el vyuha sería
destruido por los otros en un instante.
El carro de Abhimanyu estaba listo y subió a él. Su insignia era la flor kovidara.
Abhimanyu se puso de pie sobre su carro y volvió sus ojos sonrientes a todos sus tíos.
Estaban orgullosos del joven hijo de Arjuna. Todos se apartaron para dejarle pasar y
vieron cómo su carro se dirigía rápidamente hacia el terrible padmavyuha protegido por
Drona. Todos ellos le siguieron en sus carros. Era una gran marcha militar.
—¡Rápido! ¡Rápido! —le dijo Abhimanyu a su conductor—, llévame rápido hacia el
ejército kuru. Estoy impaciente por romper este vyuha de Drona. Debo hacerlo antes de
que el ejército de mi tío sea destruido, debo apresurarme.
El conductor estaba preocupado y después de escuchar las palabras del joven, con
voz grave le dijo:
—No me gusta llevarte allí, siento que los pandavas han depositado una carga
demasiado pesada sobre tus jóvenes hombros. Sólo deberías decidirte a llevar a cabo una
tarea después de asegurarte de que puedes hacerla. Este brahmín pecador, este Drona es
un maestro consumado en el uso de los astras. Tú eres todavía un niño y él tiene mucha
experiencia, me siento muy nervioso, no me gusta llevarte allí.