Page 539 - Mahabharata
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7. Drona                                                                                 519


               sus manos. Bhima estaba destrozado por el dolor. Arjuna nunca le había visto así. Bhima
               se levantó para saludar a Arjuna y cayó al suelo, con su rostro contraído por el dolor.

               Nakula estaba mirando fijamente al suelo y Shadeva miraba hacia fuera de la tienda; no
               quería mirar a Arjuna. Nadie se atrevía a mirarle. Esto era terrible. Arjuna miró uno
               por uno a los que estaban allí sentados sumidos en el más profundo dolor. No había
               ninguna lámpara iluminando la tienda. Arjuna escudriñó entre aquellos rostros tratando
               de encontrar a Abhimanyu, pero no le vio en ninguna parte. Les dijo a todos:
                   —Vuestros rostros están pálidos y tristes, no me atrevo a imaginar lo que ha ocurrido.
               No veo a mi querido Abhimanyu. Él habría venido a darme la bienvenida tan pronto
               como llegué. No está aquí, ¿dónde está?
                   Nadie le contestó, sólo los sollozos de Yudhisthira rompieron el silencio. Arjuna trató
               de no pensar en lo peor y dijo:

                   —Me dijeron que Drona había dispuesto su ejército en el terrible padmavyuha. ¡No
               me digáis que mandasteis a mi hijo a esa trampa mortal! —Nadie respondió y Arjuna
               continuó diciendo—: Nadie entre vosotros puede entrar en ese vyuha excepto mi hijo.
               Yo le he enseñado cómo entrar en el vyuha, pero no le he enseñado cómo salir de él. ¿Le
               mandasteis entrar en el padmavyuha? —Se detuvo esperando una respuesta, pero nadie
               habló. De nuevo los sollozos de Yudhisthira rompieron el silencio. Arjuna supo lo que
               había ocurrido y apartó de ellos sus ojos horrorizados. Tenían miedo de mirarle.
                   Yudhisthira fue hacia él y le dijo:

                   —No digas ni una palabra más, Arjuna, mátame primero. Después de eso puedes
               hablar. Primero mátame a mí que maté a tu hijo. Sólo así puedes vengar la muerte de
               Abhimanyu. Yo maté a Abhimanyu; sí, yo le maté.
                   Diciendo esto, de nuevo se desmayó. Arjuna estaba demasiado conmocionado para
               hablar. No podía imaginarse a su Abhimanyu muerto. Krishna no podía mantenerse
               en pie y se sentó en el suelo cerca de Bhima. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, pero
               viendo la angustia de los ojos de Bhima, cogió su mano entre las suyas y la frotó con
               silenciosa simpatía.

                   Arjuna se había desmayado y Bhima comenzó a llorar. Cuando volvió en sí dijo:
                   —Que alguien me cuente cómo ocurrió. ¿Cómo murió? ¿cómo pudo morir? No
               le había enseñado a salir del padmavyuha, él debió habéroslo dicho. Si se quedaba
               atrapado dentro, su muerte era segura. ¿Qué hombre aguijoneado por el destino, se
               atrevió a matar a mi hijo? ¿Quién ha tenido el coraje de tocar a mi hijo? ¿Cómo puedo
               vivir después de esto? Era tan valiente y caballeroso que nunca atacaba el primero
               en una lucha, era la flor de la caballerosidad. ¿Cómo puede haber tenido alguien el
               corazón tan duro como para matarle? No puedo creerlo. —Arjuna lamentó la muerte
               de Abhimanyu durante largo tiempo. Luego se volvió a Yudhisthira y le dijo—: ¿Cómo
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