Page 152 - Pacto de silencio
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de viviendas no hay ninguno—, esta cifra de consumidores no afectados supera en
muchísimos miles de personas a la cifra de personas que realmente enfermaron.
Pero hay más. Hablando con el Dr. Corralero en su lugar de trabajo, el Hospital
Primero de Octubre, de Madrid, me comentó en una lluviosa tarde de abril que
«también este hospital era cliente de RAELCA» (aceite supuestamente tóxico). «Yo
me enteré a través del mismo director, que me lo reconoció. Los albaranes de cocina
desaparecieron de la noche a la mañana». Esto nos lleva a un nuevo campo y a una
nueva dimensión del problema.
Ya el fallecido director en funciones del Hospital del Rey había dicho «Es un
aceite barato, consumido por la gente sencilla como podemos ver, y también por
centros e instituciones grandes, donde el que dirige la cocina dispone de un
presupuesto más bien precario y procura por eso, dar de comer bien, pero aquilatando
lo más posible. Por ejemplo, este aceite es consumido en cuarteles, hospitales, asilos
de ancianos, distintos tipos de residencia, hospitales psiquiátricos, etc.»
En la intervención ante sus colegas en el Ministerio de Sanidad, el 24 de
noviembre de 1981, amplió detalles al respecto: «Donde más se ha vendido ese aceite
es en aquellos sitios en que interesa un aceite barato y en grandes cantidades, y que al
comprarlo por un duro o dos más barato, permite suponer un ahorro. Por ejemplo, en
los cuarteles de la zona afectada —sabéis que está llena de cuarteles, en Madrid; es
decir, toda la zona de Carabanchel, Campamento, Aluche, Colmenar Viejo, etc., está
lleno de cuarteles— la dotación que tiene el sargento de cocina y el capitán de cocina
es muy pequeña y entonces eran unos grandes consumidores de este tipo de aceite
suministrado exactamente como es; quiero decir, el que denominan tóxico, típico.
Pero es que por ejemplo se ha utilizado con análisis de todos los habidos y por haber,
en los setecientos comensales diarios del comedor de la Facultad de Ciencias
Económicas de Somosaguas, en donde sólo está enfermo el conserje y hay enferma
una familia, en relación con esto, pero ni uno solo de los setecientos casos».
El hijo del Dr. Muro me aclararía lo de la implicación del conserje. «Los
encargados del bar de la facultad que están dando las comidas son de Alcorcón v
están afectadas la mayor parte de las familias. Y el aceite que allí consumían, que
tienen un bar en Alcorcón, es el mismo aceite que utilizaron en Somosaguas. Y en
Alcorcón sí hay afectados y en Somosaguas ninguno. SÍ fuera el aceite, algún
universitario ha debido de caer. Alguno. No cayó ninguno. Pues… ¡qué bien!: es
selectivo, el aceite ese.»
Prosigamos con la disertación de su padre, años atrás: «El mismo aceite se ha
usado en los cuatrocientos asilados de la Residencia de Ancianos de Alcalá de
Henares, se ha usado en comedores escolares de niños durante el mes de mayo y
durante meses anteriores. Se ha usado en hospitales. Por ejemplo, en Palencia se ha
utilizado en manicomios y no se ha producido ni un solo caso en establecimientos
cerrados. Bien es cierto que en establecimientos cerrados los artículos muy
perecederos como el tomate, y más de una serie muy madura, no podían ser
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