Page 187 - El judío internacional
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adelante. Y es que les arredra la verdad máxima, la verdad sin restricciones.
Pesa una responsabilidad enorme sobre las personas que poseen esa verdad por entero. Lo
imprescindible es tener carácter o intenciones nobles. Si se concretaran estas campañas nuestras a
desparramar odios, ya estaría indicado el modo del proceder. De tener la intención de promover
escándalos, otra forma adoptarían. Pero como propenden a crear los fundamentos para la neta y
seria comprensión de un problema y su posible solución, nos basta con acotar exactamente dicho
problema, apoyándolo en lo posible en hechos concretos. Tal es el caso de esta obra. Si van
contenidas en ellas verdades desagradables para los judíos, ellos mismos tienen la culpa. Si
refutaron ciertos hechos, seria cuestión de volver a aportar material nuevo, porque este
desgraciadamente abunda para ellos y para nosotros. Si los voceros judíos, en su intento de
rebatirnos, hubiesen permanecido serios y veraces, no necesitarían ahora temer lo venidero. Con su
modo de proceder, ellos mismo han corroborado públicamente lo expresado en estos estudios, o
sea: que los hebreos constituyen el pueblo mas firmemente organizado de todos los residentes en
los Estados Unidos. Ni el gobierno, ni la Administración de este país, están tan bien organizados
como el judaísmo norteamericano. Esto ocurre no solo en Norteamérica, sino que se puede
observar y comprobar en todas partes. Los principales medios de que en este ultimo semestre echo
mano el hebraísmo, fueron "mítines monstruo" organizados telegráficamente allí donde fue posible.
No en vano los hebreos dominan el sistema de canales informativos, últimamente ampliado con la
telegrafía sin hilos.
No tienen sus logias y demás comunidades ese carácter defectuoso que observamos en las
instituciones de otros pueblos, sino que se hallan organizados como Estados en miniatura, con
funcionarios que no tienen otra tarea que la de trabajar constantemente por el engrandecimiento
del poderío hebreo, aquí como en otros países. Con la ostentación del multitudes en las sinagogas,
por medio de sus diarios y revistas, con su seudo instituciones de beneficencia, en sus "clubs"
conservadores, sus grupos socialistas y bolcheviques - elementos todos que cooperan
perfectamente bajo una orden única, - demuestran que forman una nación peculiarísima dentro del
pueblo norteamericano que no aspira ni aspirara jamás a una intima convivencia con el
americanismo, sino que siempre y en toda oportunidad busca diferencias y reclama especiales
derechos.
Alienta en cada Estado, en cada población, una organización hebrea con determinadas ordenes
políticas, cuya primera y principal consiste en anular toda persona, todo diario y otra institución
cualquiera, que deje transparentar la mas leve independencia frente a la cuestión hebrea, y
mantenerlas sumisas al "temor a los judíos". Dichas organizaciones, poseen a su vez sus
departamentos especiales para determinados objetos. Consiste uno de ellos en concitar odios
contra las personas a quienes se desea anular: tal formación artificial de hostilidad contra algo o
alguien es uno de los medios orientales de combate mas odiosos y bajos que pueda imaginarse, y
que solo puede ser esgrimido por personas de determinada predisposición.
La organización centralizada, creada por los hebreos en los Estados Unidos y que en caso necesario
puede hacerse funcionar simultáneamente en cada uno de sus Estados, representa un poderío tan
recio y homogéneo como ninguna otra institución lo posee. Merecería, efectivamente, nuestro
aplauso, si se sirviera con ello al bien general del país. Más no es así. No solo es exclusivamente
hebrea, sino que en muchas oportunidades se muestra hostilmente antiamericana, dado que
combate resueltamente muchas instituciones que, por su carácter y tradición, son pura y
exclusivamente norteamericanas. El hebreo considera todavía a Norteamérica como a una masa
informe, a la que cada cual puede moldear a su antojo. No reconoce a Norteamérica tal como se
desarrollo y existe, sino que cree que es un derecho propio dar a este país las formas que el, según
su manera de ser, tenga por conveniente.
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