Page 26 - El judío internacional
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De las diversas comunidades, afluyo al poderío a la comunidad central, donde se encontraban los
                  principales banqueros y los grandes dirigentes de negocios. E inversamente, refluyeron a las
                  comunidades órdenes y datos de inapreciable valor desde la central. Intuyese así fácilmente que en
                  situación semejante un pueblo que demostrara aversión a los judíos, tuviera que sufrir su acción,
                  en tanto que, por otro lado, un pueblo favoreciera a los judíos, extraía de ello ventajas. Consta, sin
                  lugar a dudas, que los judíos hicieron sentir duramente su poder a pueblos contrarios a su
                  insinuación.

                  Existió siempre y sigue aun hoy existiendo este sistema en proporciones más amplias. Hace
                  cincuenta años que el negocio bancario internacional, exclusivamente dominado por los judíos
                  como intercambistas universales, estuvo en su apogeo. Por doquier poseyó un supercontrol sobre
                  todos los gobiernos y las finanzas de los Estados. Nació mas tarde algo nuevo: la industria. Esta
                  adquirió proporciones y una importancia que ni los sabios profetas hubiesen podido pronosticar. A
                  medida que la industria crecía en fuerza y poderío, convirtióse en un poderoso imán de dinero, que
                  absorbió en su remolino las riquezas del mundo. Más no únicamente por el mero hecho de la
                  posesión de riquezas, sino para hacer trabajar otra vez este dinero. Durante cierto tiempo actuaron
                  estos nuevos métodos para producir y extraer utilidad de la producción, en vez de poseer y lograr
                  luego de los intereses del capital prestado. Desencadenóse la guerra mundial, en cuya preparación
                  tienen indudablemente gran parte de culpa aquellos intercambistas financieros y estas dos
                  potencias, la industria y las finanzas, se enfrentan hoy en un duelo a vida o muerte y cuyo éxito
                  decidirá quien deberá prevalecer en lo futuro: si el trabajo productivo o el capitalismo negativo.
                  Esta importantísima decisión a adoptar es una de las causas por las cuales la cuestión judía aparece
                  nuevamente en el terreno publico.

                  Que se lo haga constar y comprobarlo, no quiere decir que se reconozca la superioridad judía.
                  Expresar que el judío es extremadamente feliz en sus éxitos y se le debe por ello aherrojar, seria
                  algo sencillamente ridículo. Tampoco correspondería a la verdad de las cosas decir que toda la
                  colaboración judía en el mundo fue nociva. Por el contrario, tal vez seria posible demostrar que
                  hasta hoy ha sido favorable. Al éxito no es posible acusarlo ni condenarlo. Si se desea mezclar la
                  moral en estos asuntos, solo podría ser con respecto al uso que se haga de un éxito logrado. La
                  cuestión toda culmina, una vez hechos constar los antecedentes efectivos, en preguntarse si puede
                  o debe seguir el judío procediendo en la misma forma que hasta ahora, o si es que existe para el
                  una obligación para con la humanidad de hacer en lo sucesivo un uso muy distinto del poderío
                  mundial una vez adquirido.

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                  A tal objeto debemos organizar; en primer lugar organizar en forma tal  que el mundo tenga una
                  prueba de la amplitud y fuerza de nuestro afán de libertad. Organizar, en segundo lugar, para que
                  se conozcan y se aprovechen como es debido las fuentes de nuestro poderío...
                  Organizar, organizar, hasta que cada hebreo no pueda levantarse sino para ser tomado al punto en
                  cuenta en nuestro bando o para que, consciente o inconscientemen te, pueda con tarse entre los
                  extraños.

                  (D. Brandeis, juez en el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, seg. "Sionismo").

                                                              V
                               ¿ARRAIGARA EN LOS ESTADOS UNIDOS EL ANTISEMITISMO?

                  Cualquiera que tanto en los Estados Unidos como en cualquier otra parte intente tratar
                  posiblemente la cuestión judía, tiene que contar con que se le tilde de antisemita, o,
                  desdeñosamente, se le sindique como perseguidor de los judíos. Ni la masa popular, ni la prensa le
                  ayudaran en lo mínimo. Las escasas personas que prestaron cierta atención al asunto, prefieren
                  esperar para ver como se desenreda la madeja. Es posible que ni uno solo de los grandes







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