Page 31 - El judío internacional
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interróguese a los veinte millones de escolares de los Estados Unidos y el Canadá, si se les enseña
tal cosa. Sin duda alguna puede afirmarse que en ninguna confesión cristiana existe ninguna
predisposición contra los judíos a causa de su religión. Por el contrario, se advierte infinidad de
veces el vago sentir equivocado, como si tuviéramos que agradecer al pueblo de Judá, y hasta
perdura el concepto falso de tener cierta parte en el credo mosaico. Las escuelas dominicales
cristianas de todo el mundo enseñan durante seis meses del año las lecciones internacionales
tomadas de los libros de Ruth, del primero y segundo libro de Samuel, y del de los Reyes, no
transcurriendo año sin que se enseñe el Antiguo Testamento.
En presencia de estos hechos, deberían los rabinos judíos darse cuenta de que realmente existe
mucha mas agudeza e intolerancia religiosa por parte de los judíos contra el cristianismo, que
nunca será posible en la Iglesia cristiana contra el mosaísmo. Desaparecerá toda duda al respecto
echando una mirada comparativa a la prensa eclesiástica cristiana y judía, respectivamente. Ningún
autor cristiano se atrevería a agredir la religión judía, en tanto que una lectura de medio año de
cualquier revista religiosa judía nos ofrecería multitud de agresiones y prejuicios contra la Iglesia de
Cristo. Por otra parte, no puede concebirse mayor acritud que la que se profiere y ejerce contra un
judío convertido al cristianismo. Adopta casi las formas de una especie de Santa Vema. Resulta, por
ende que no es por sus creencias que se distingue el judío de los demás humanos, sino por otros
motivos diferentes. Empero, cuando los judíos advierten alguna antipatía contra ellos, repiten
siempre monótonamente los tres mismo razonamientos, de los cuales el primer y más importante
es el religioso. Tal vez para ellos constituya un consuelo suponerse mártires de su fe, pero esto no
corresponde a la verdad, y cualquier judío prudente debería saberlo. Debería darse cuenta además
de que en los templos cristianos, donde se estudian y reconocen las antiguas profecías, existe por
fuerza cierto interés fundado en el posible y posterior desarrollo del pueblo de Israel. No se
olvidaron las promesas que se le hicieron, y hasta hay quienes creen que estas se cumplirán. El
porvenir de los judíos esta íntimamente relacionado con el de nuestra tierra, y por lo menos la
rama evangélica de la cristiandad, a la que característicamente persiguen los judíos con mayor
odio, sigue creyendo todavía en un futuro resurgimiento de Israel. Si supiesen los judíos en su gran
mayoría con cuanta comprensión y cariño nuestra Iglesia sigue estudiando sus antiguas profecías,
creyéndose y esperándose que de parte de los judíos pueda aun venir la salvación de la
humanidad, mirarían con distintos ojos a nuestra confesión. Comprenderían que la Iglesia cristiana
no se cree medio adecuado para la conversión de los judíos, error del que emana tanta acritud,
sino que estima que dicha conversión se efectuara por otros medios y en otras circunstancias muy
diferentes, es decir, por los propio Mesías de los hebreos y no por el "olivo salvaje" de los paganos.
Se conoce una rara variedad de antisemitismo, que se ocupa de la cuestión religiosa, mas no en el
sentido antes citado. Dicha variedad se compone de contadas personas con tendencias ateístas,
que afirman que toda religión es una patraña judía, inventada solo con el objeto de sojuzgar el
espíritu y el corazón humanos con sus enervantes supersticiones. Pero este punto de vista resulta
harto extremista y por lo tanto sin importancia para una seria solución al asunto.
C
¿Cuál de estas formas adoptará, entonces, el antisemitismo en Norteamérica? En el supuesto
probable de que ciertos signos sigan manifestándose, ¿qué formas adquirirá el sentimiento
antagónico a los judíos? Por lo pronto no serán las persecuciones en masa. De estos la única que
actualmente se puede apreciar es la de los mismos judíos contra cualquier persona o entidad que
ose despertar la publica atención sobre el problema judío.
1. Llegara el antisemitismo a Norteamérica de acuerdo con la norma que exige que los
movimientos espirituales y las grandes ideas recorran el mundo de Este a Oeste. Al Norte de la
Palestina, donde habitaron los judíos el mayor espacio de tiempo y donde aun hoy viven muchos de
ellos, se comprendió ya el antisemitismo y se agudiza cada vez más. Pero para arribar a la
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