Page 32 - El judío internacional
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revolución careció de fuerza e intensidad. Un poco mas al Oeste, en Inglaterra, ya es más latente,
                  pero debido al numero relativamente pequeño de masa judía pobre residente  en las islas
                  británicas, y dada la intima conexión de los potentados israelitas con las clases dominantes
                  británicas, existe mas bien sentimentalmente, por instinto, que como un movimiento movilizado. No
                  es tan caracterizado en los Estados Unidos, pero se advierte en forma de cierta intranquilidad, de
                  duda mal definida, y en el antagonismo entre la tradicional liberalidad norteamericana y el respeto
                  a los hechos escuetos una vez criticados.

                  Puesto que la cuestión va adquiriendo un carácter por momentos más urgente, las personas de
                  clara visión deberían rechazar las temáticas protestas de los judíos, y tratar de que estas no
                  arraiguen en otros países. Es un deber publico atacar este problema directamente en su base y
                  preparar una formula ejemplar y admisible para todas las naciones civilizadas, proporcionando a los
                  demás pueblos el material fundamental necesario, para que por si puedan un día demostrando
                  claramente todas las circunstancias, en las que los pueblos lucharon hasta la fecha desamparados,
                  por carecer tanto de voluntad, como de los medios adecuados para llegar hasta las raíces del
                  problema.

                  2.     Otro de los motivos por los cuales la cuestión judía empieza a conquistar terreno en
                  Norteamérica, es el de la proyectada inmigración de grandes masas judías. Ya hoy en 1920 es
                  preciso contar con una probable inmigración de un millón de judíos, con lo cual la población
                  israelita llegaría a cuatro millones y medio de almas. Esto, empero, no significa  solo una
                  inmigración de personas, sino también de ideas. Ningún autor judío dijo aun concreta y claramente
                  que idea tienen en realidad los judíos de los no-judíos, ni como piensan en verdad de los goyim.
                  Existen en verdad, indicios de cuales serán esos sentimientos, pero acaso convendría no perder el
                  tiempo en ensayos y combinaciones, siendo preferible que lo hiciese un judío. Lo probable es,
                  empero, que el judío que así obrara se viese expulsado de su comunidad, si efectivamente cumplía
                  tal tarea con veracidad, y basándose estrictamente en los hechos.

                  Los referidos inmigrantes, acaso con razón, ven en el no-judío su enemigo mortal, creyendo
                  naturalmente que deben guiarse por este punto de vista. Pero no están ellos en realidad tan
                  desamparados como parece. En Polonia, tan exhausta, donde según crónicas tendenciosas se les
                  despojo de todo a los pobres judíos durante la guerra, aparecen todos los días centenares de judíos
                  que abonan fácilmente importantes gastos de viaje. Pese a su proclamada miseria y total pobreza
                  pueden emprender un largo y costoso viaje en comunidad. Los viajes en masa no son posibles en
                  ningún otro pueblo más que al judío. De inmediato vemos que estos emigrantes no dependen en
                  absoluto de la caridad. La nave de su vida se mantuvo perfectamente a flote en medio del huracán
                  que desmantelo la de muchos otros pueblos; ellos lo saben y gozan con este feliz hecho. Sin
                  embargo, llevan consigo idénticos sentimientos contra la mayoría de nuestro pueblo, que los que
                  tenían contra los abandonados. Es posible que saluden alegremente la tierra norteamericana, pero
                  contra el pueblo norteamericano conservaran sus ideas peculiares. No le hace que en las listas de
                  inmigración figuren como polacos o rusos, en realidad son judíos, y muy consciente de ello, ya que
                  pronto tal cosa se nota en la práctica.

                  Esto deberá producir sus efectos. No es, entonces, prejuicio racial el que nos preparemos para ello,
                  recomendando a los mismos judíos norteamericanos que tengan en consideración estos hechos
                  para colaborar en la solución del problema.

                  Toda idea dominante, triunfante en Europa, ha experimentado modificaciones al ser trasladada a
                  Norteamérica. Tal aconteció con la idea de libertad, con la de las guerras y con la del sistema de
                  gobierno. Y tal acontecerá irremisiblemente también con la idea del antisemitismo. El conjunto de
                  la cuestión hallara aquí si centro, y aquí se resolverá en el caso de que procedamos con prudencia
                  y sin temores. Un autor judío dijo poco ha: "Judaísmo significa hoy día judaísmo norteamericano...
                  Todos los antiguos centros judíos se desmoronaron durante la guerra y se transplantaron a







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