Page 27 - El judío internacional
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periódicos norteamericanos, y con seguridad ninguna de esas grandes revistas basadas en anuncios
("magazines"), tendrá el coraje cívico de admitir que tal cuestión exista. La prensa en general se
halla actualmente abierta de par en par para toda índole de enormes adulaciones de todo cuanto
sea judío (pueden encontrarse ejemplos en todas partes), en tanto que la prensa hebrea que se
publica en los Estados Unidos, se encarga de criticar y refutar todo lo no-judío.
El simple intento de que uno trate la cuestión judía en público, parece entrañar actualmente la
suposición de un odio a muerte contra todo lo judío, sin que se establezca ninguna diferencia entre
el redactor, el editor o el simple avisador de un diario. Parece ser este odio una idea fija,
hereditaria entre los judíos. Ese proceder tiene por objeto llevar al ánimo de los no-judíos el
convencimiento de que el mas pequeño comentario que no rebose bondad en presencia de todo lo
judío, es siempre prejuicio y odio, que se caracterizan por mentiras, injurias y ofensas, e
instigaciones al atentado personal. Se hallan estas palabras en cualquier artículo tomado al azar de
la prensa judía.
Es posible distinguir perfectamente entre los judíos cuatro categorías diferentes. En primer termino,
los guiados por la firme voluntad de conservar inmutable todo lo genuinamente judío en culto y
costumbres, aun a costa de cualquier sacrificio en cuanto a sus simpatías y a su éxito personal. En
segundo lugar aparecen aquellos capaces de sacrificar cualquier cosa en holocausto de una innata
conservación del culto religioso mosaico, pero que no se incrustan a las tradicionales costumbres de
la existencia particular judía. Luego están los que carecen en general de convicciones fijas, siendo
oportunistas en todo y que se hallan siempre al lado del éxito momentáneo. Y existe finalmente un
cuarto grupo de judíos, que creen y propagan la idea de que la sola solución del conflicto existente
entre judíos y el resto de la humanidad, consiste en que la raza hebrea vaya perdiendo su
personalidad, mezclándose con las otras razas humanas. Es esta última categoría la más débil
numéricamente, como también la más antipática entre sus correligionarios y la más desdeñada.
Existen entre los no-judíos con respecto a esta cuestión solo dos grupos: uno que detesta al judío
sin poder decir por que, y otro que ansia que se haga la luz en este asunto, reconociendo en la
cuestión semita por los menos un problema. Los dos apenas se manifiestan, son conceptuados
antisemitas.
Antisemitismo es un concepto que se utiliza con harta ligereza. Convendría reservarlo únicamente a
aquellos que se dejan guiar por un prejuicio infundado. Si se aplica en cambio a todas aquellas
personas que prudentemente desean discutir las peculiaridades judías y su predominio mundial, es
denominación injusta, pues del mismo modo que se aplica en sentido de reproche, podría muy
fácilmente trocarse en titulo honorífico y de estima.
El antisemitismo, sea cual fuere la forma en que se presente tiene por fuerza que cuajar en
Norteamérica y hasta puede decirse que existe, no por cierto desde poco tiempo. Aunque se
presente bajo otro nombre cualquiera, los norteamericanos no podrán variarlo en su esencia, como
ocurrió ya con otras tantas ideologías, que en su viaje de circunvalación mundial llegaron hasta
nosotros.
A
1. Es necesario poner de relieve lo que no es antisemitismo.
No estaba justamente en el reconocimiento de la existencia de una cuestión judía. Si fuera esto
antisemitismo, podría decirse que la gran masa del pueblo norteamericano será con el tiempo
antisemita, pues empieza a darse cuenta de la existencia de dicha cuestión, que cada día se
impone mas por los hechos de la vida practica diaria. La cuestión existe. Se puede ocultarla
temerosamente. Y hasta es posible negarla por cualquier razón inconfesable. Pero existe; y con el
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