Page 49 - El judío internacional
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informaciones, aun cuando es de suponer que merced a las influencias judías sobre nuestro
gobierno no se estudiaban estos asuntos con igual celo y persistencia como se haría en otros casos.
Sabemos de cualquier modo, y de origen judío, por no citar otros, que nuestro Ministerio de Justicia
interesóse profundamente durante cierto tiempo por estos asuntos y que hasta llego a iniciar
investigaciones.
Lo notable del informe anterior es que varios altos funcionarios de la Entente mostraron sumo
interés en el asunto durante dos años, y este sistema no deben olvidarlo los que siempre dicen que
toda la cuestión se debe a intrigas alemanas. Al primer síntoma de cuestión judía en Norteamérica,
se contestó al punto por los judíos, que afirmaron se trataba de un articulo de importación
alemana, y que la ola antisemita que inundara entonces Alemania para evitar a la nación las
excesivas influencias revolucionarias judías no era artimaña germana para culpar a los hebreos de
su derrota en la guerra. Justamente los rabinos norteamericanos predican ahora que toda guerra
fue siempre seguida de violentos "ataques" contra los judíos. Lo cierto e innegable es que cada
nueva contienda va abriendo los ojos de los pueblos sobre la paz y la guerra, y debemos suponer
que este hecho merece una explicación un poco mas seria que la del simple prejuicio. Por otra
parte, según lo demuestra aquel artículo del Tribune, apoyado por todas las observaciones
imparciales, ahora no presenta siquiera con caracteres graves, sino que, precisamente "los servicios
secretos de los Aliados" fueron los más activos que se mostraron en la emergencia.
Distingue el segundo párrafo del artículo entre el bolcheviquismo y la aspiración hebrea por la
hegemonía mundial, expresando que "el bolcheviquismo aspira a la subversión de la sociedad
actual y a la confraternidad internacional de los obreros como dueña del mundo. Anhela el segundo
movimiento de una hegemonía mundial de una sola raza. De acuerdo con lo que pudieron
averiguar los agentes de los gobiernos británico, francés y norteamericano; los cabecillas de este
movimientos son judíos radicales".
Constan también en la crónica los hechos siguientes: "Existe en las filas del comunismo un grupo
des este segundo partido, mas sin conformarse. El comunismo es para sus portavoces solamente
una cuestión secundaria”. (Trae esto a la memoria las palabras de lord Eustace Perey, reproducidas
en la revista canadiense Jewish Chronicle: "No porque le interese al judío la faz positiva de la
ideología radical, ni porque le importe participar de un nacionalismo o democracia no-judías; sino
por su odio innato contra cualquier sistema de gobierno no-judío"). "Se hallan dispuestos a
aprovechar para sus fines la relación islamita, el odio de los imperios centrales contra Gran Bretaña,
las intenciones del Japón en la India y las competencias comerciales entre Norteamérica y Gran
Bretaña".
"Como debe serlo todo movimiento revolucionario, también este es genuinamente antianglosajón".
"Esta en cada país casi terminada la organización de la revolución mundial radical-judía". "Las
tendencias de este partido judío-radical no ponen de relieve ningún fondo altruista, sino que ansían
exclusivamente el libertinaje de su propia raza".
Es innegable que estos hechos son un tanto intranquilizadores. De haberse publicado en cualquier
folleto anónimo, el lector medianamente serio los despreciaría por absurdos: ¡tan ingenuo es el
ciudadano común frente a las ocultas influencias que actúan sobre su existencia y que van
formando su destino! Más publicados en un gran diario acreditado, habrán de ser apreciados desde
distintos puntos de vista. Tampoco conformóse el Tribune con aquel único artículo, sino que con
fecha 21 de junio de 1920 apareció otro editorial titulado "Cataclismo mundial". De inmediato
saltaba a la vista que este segundo artículo tenia por objeto evitar posibles equívocos surgidos del
primero; se decía en el que "la participación judía en este momento ansiaba una hegemonía
mundial de razas". Añadía a continuación que en tanto los judíos de otros países por razones
naturales tal vez coadyuvaban a este cataclismo mundial, "los de Inglaterra y Norteamérica eran
sanos legitimistas y representantes conservadores de las tradiciones nacionales". Perfectamente, si
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