Page 54 - El judío internacional
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obliga a crear organizaciones protectoras contra eventuales posibilidades, y un plan que fuerce
tales posibilidades en un sentido favorable a su raza. Que se suponga la existencia de un Sanedrín,
es decir, de una corporación mundial que comprenda a los hebreos más influyentes de todas las
naciones, la del exilarca, o sea el jefe reconocido del Sanedrín como precursor misterioso del futuro
autócrata mundial y hasta que se crea en un programa mundial (como lleva sistemáticamente todo
gobierno su política exterior), nada tiene de irracional ni de inverosímil. Esas instituciones son
resultado lógico del conjunto de hechos. Mas es asimismo natural que no todos los judíos,
individualmente las conozcan. El Sanedrín siempre fue una aristocracia, y los púlpitos que no saben
nada de todo esto, acaso digan la verdad. En lo que el judío internacional puede apoyarse
firmemente, es en la probabilidad de que cada ser judío posee las necesarias cualidades para guiar
a su raza por caminos de influencia y poderío. Por poco que conozca la masa a los jefes judíos en
sus pormenores y su plan mundial, lo cierto es que contempla con gran estima y con confianza
absoluta a aquellas personas que, de existir, deben realizar prácticamente tal plan.
Dice al respecto la tesis 24 del programa de los "Sabios de Sión": Tratare ahora de la forma y
manera, como las raíces de la casa de David deben penetrar hasta las más profundas capas de la
tierra. Esta dinastía, hasta la fecha, confirió a nuestros sabios, educadores y guías de todo saber
humano, el poder destinado a dominar los asuntos del mundo entero".
Y esto admitido como cierto, significaría (tal como sigue diciendo el programa), que si el soberano
mundial no existe todavía, la dinastía, sin embargo, o sea la estirpe de David, señala a los Sabios
de Sión la tarea de preparar su advenimiento. Dícese además de estos sabios, que no solo
preparan la senda a los futuros conductores del destino de Israel, sino que forjan o influencian el
pensamiento humano para que sea favorable a sus planes. Aunque el programa en si permanezca
oculto, su ejecución o los efectos de su ejecución no podrán quedarlo. Por esta razón seguramente
será factible recoger en el mundo exterior aquellos hilos, que retrospectivamente seguidos hasta
sus puntos de origen, descubrirían un plan, cuyo contenido con relación al resto de la humanidad,
bueno o malo, merece ser conocido lo mas ampliamente posible.
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INTRODUCCION A LOS "PROTOCOLOS JUDIOS" O "DE LOS SABIOS DE SION"
Todo aquel que se preocupa por la teoría de la hegemonía mundial israelita, sabe que la
manifestación actual de dicha hegemonía en el mundo práctico se compendia en 24 tesis,
conocidas bajo el título de los Protocolos de los Sabios de Sión, que llamaron mucho la atención en
Europa, siendo hasta hace poco la causa de un vivo movimiento en la opinión publica británica, en
tanto que en Estados Unidos solo se debatieron muy limitadamente. Son los documentos por los
cuales hace un año el Ministerio de Justicia ordenó hacer investigaciones y que fueron publicados
en Gran Bretaña por la casa editora oficial Eyre & Spottiswoode.
No se sabe quien fue el primero en dar a estos documentos el título de los "Sabios de Sión". Sin
mutilaciones de importancia, podría eliminarse de ellos todo vestigio que delate su origen hebreo,
conservando empero, los principales puntos de un programa para el sojuzgamiento del mundo, de
tan amplísimo alcance como el orbe no viera hasta ahora. Y, no obstante semejante eliminación de
toda advertencia de origen hebreo introduciría a los Protocolos una serie de contradicciones, que
en su forma actual no existen. El objetivo ultimo descubierto en los Protocolos consiste en zapar
todo orden humano, toda Constitución de Estados para entronizar un nuevo poderío mundial en
forma de despotismo ilimitado. Tal plan es improbable que saliera de una clase reinante, investida
ya de plena autoridad y en el poder, sino más bien de anarquistas. Más éstos no desean la
monarquía como forma de gobierno de un Estado por ellos ansiado. Es posible imaginar más bien a
los autores de la obra como una organización de revolucionarios parecida a la de aquellos francéses
que reconocían al famoso duque de Orleáns por jefe. Estos revolucionarios desaparecieron, mas el
programa recopilado en los Protocolos se realiza constantemente, no solamente en Francia, sino
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