Page 55 - El judío internacional
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también en toda Europa, y muy particularmente en Estados Unidos de América.
En la forma actual de la obra, que seguramente es la original, no se descubre contradicción alguna.
La advertencia de su fuente judía, parece ser esencial para la unidad de toda la obra. Si estos
Protocolos fueran realmente una patraña, como lo quieren hacer creer sus impugnadores judíos, no
cabe duda de que los falsarios hubiesen tratado de acentuar el origen judío tan forzosamente, que
al propio tiempo su hubiese descubierto la intención antisemita. Pero debe hacerse constar que la
palabra "judío" sólo aparece dos veces en toda la obra. Sólo luego de haber penetrado mucho mas
profundamente en la materia de lo que la superficialidad del lector común suele hacer ante
semejantes lecturas, se comprende el plan para la entronización de un soberano mundial, y solo
entonces se va también comprendiendo de qué estirpe ha de ser este.
En cambio, la obra en su totalidad no deja la mínima duda con respecto al pueblo, contra el cual va
dirigido el diabólico plan. No niega el concepto de aristocracia, ni el de capital, ni tampoco el de
gobierno en su esencia, sino que hay muy detalladas disposiciones previstas para utilizar la
aristocracia, el capital, ni tampoco el de gobierno en su esencia, sino que hay muy detalladas
disposiciones previstas para utilizar la aristocracia, el capital y la autoridad gubernativa en la
definitiva realización. El plan todo va dirigido contra el pueblo del mundo, llamado generalmente
"infiel". Esta repetida denominación de los "infieles" elimina cualquier duda con respecto al objeto
de los documentos. La mayor parte de las corruptoras disposiciones "liberales" tienden a conquistar
a las masas populares como tropa auxiliar, y esto en forma de que estas, al tiempo de ser
sistemáticamente degeneradas y ofuscadas, se troquen en ciegos instrumentos de sus seductores.
Los movimientos de la plebe de carácter "liberal", deben ser apoyados; todas las teorías disolventes
en materia de religión, economía, política y vida hogareña han de difundirse y cultivarse para
socavar las comunidades humanas de modo tal, que al realizarse después el plan definitivo, los
pueblos ni siquiera lo adviertan, y estén ya completamente sojuzgados, al hacerse patente lo falso
de todas estas teorías.
La frase más común en los documentos no es la de afirmar: "nosotros los hebreos haremos esto o
lo de mas allá", sino que se dice: "Los infieles llegaran a pensar o hacer esto o aquello". Salvo en
muy contados casos en las últimas tesis, el único concepto distintivo de razas es la palabra
"infieles". Dice, por ejemplo, en este sentido la primera tesis. "Las cualidades valiosas del pueblo, o
sean: honorabilidad y lealtad, constituyen también vicios en política porque con mayor seguridad y
certeza que el enemigo, llevan a la ruina. Estas cualidades son características en la política de los
infieles. Nosotros no debemos guiarnos por ellas"; "sobre las ruinas de la hereditaria nobleza de los
infieles, erigimos la aristocracia de nuestras clases intelectuales, en especial la aristocracia del
dinero. Hemos basado los fundamentos de esta nueva aristocracia sobre los de la riqueza que
dominamos, y sobre las ciencias guiadas por nuestros sabios". Dicen también: "Obtendremos
mediante la violencia aumentos de salarios y jornales, que no serán de provecho alguno para los
obreros, pues provocaremos al mismo tiempo un mayor aumento de precios en todo lo necesario a
la vida, afirmando, empero, que esto es la consecuencia de una crisis de la agricultura y la
ganadería. Zaparemos también, artificial y hondamente las raíces de la producción industrial,
inculcando al obrero ideas ácratas y seduciéndole mediante el abuso del alcohol. Simultáneamente
adoptaremos medidas para desterrar a los infieles". (Un falsario con tendencias antisemitas hubiese
podido, tal vez, escribir estas cosas en estos últimos cinco años. Mas las palabras citadas fueron
impresas hace ya 17 años, tal como lo demuestra la copia que se halla desde el año 1906 en el
Museo Británico de Londres, habiendo circulado estos Protocolos en Rusia desde largos años
antes).
Después el texto citado sigue diciendo: "Para que no sea comprendida prematuramente por los
infieles, la situación real y verdadera, la ocultaremos bajo el manto de aparentes esfuerzos en favor
de las clases trabajadoras, propagando vastas ideas sociales, cuyas teorías discutiránse
apasionadamente".
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