Page 93 - El judío internacional
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tolerara a monarcas, siempre que pueda sacar provecho de ellos. Es probable que el ultimo de los
tronos que caiga sea el inglés, porque si por un lado, el sentir inglés se considera muy honrado al
servir de protector del judaísmo participando en esa forma de las ventajas que de ello se derivan,
representa, según criterio hebreo, una ventaja en extremo importante, poder utilizar tal potencia
mundial para sus objetivos particulares. Un clavo saca otro clavo, y durara exactamente esta
sociedad limitada hasta que el israelita decida lanzar a la Gran Bretaña a la ruina, lo cual es posible
en cualquier momento. Aparecen indicios de que el judaísmo esta próximo a emprender esa tarea.
Consisten los elementos perdurables y fundamentales de los Protocolos, en acaparar la propiedad
inmueble, tanto judía como no-judía. Es preciso explicar en breves palabras el aserto de que
pueblos no-judíos pertenezcan a los elementos perdurables dentro del plan hebreo. Según los
Protocolos, no existe la tendencia de extirpar a los no-judíos, ni la de poblar el mundo entero solo
con judíos, sino que, por el contrario, los israelitas anhelan un mundo habitado por no judíos, pero
dominado por judíos, siendo estos dueños absolutos, y los no-judíos sus leñadores y aguadores. Es
esta una ideología política que cualquier lector del Antiguo Testamento reconocerá como
típicamente judía, porque volvió siempre a ser la causa de la ira de Dios sobre Israel.
Observemos un poco más el programa de las tierras. "Los terratenientes no son molestos hasta
cierto punto, porque son independientes en su vida material". Es esta una tesis esencial en los
Protocolos. No le hace que los propietarios sean aristocracia no-judía, o campesinos polacos, o
rancheros yanquis. La terratenencia es lo que les torna independientes. Toda índole de
independencia reduce un poco la realización del plan mundial judío, que en todo el mundo real va
aproximándose ampliamente a su fin victorioso.
No es sobre la población rústica, ni sobre los habitantes de terreno llano, ni sobre los aparceros, ni
campesinos, sino sobre los terratenientes que se llama la atención, y especialmente sobre esta
clase porque es independiente en su existencia material. Resulta ahora que en la Historia de los
Estados Unidos nunca ha existido una época en que el ranchero le hubiese sido más fácil lograr la
propiedad de sus terrenos. Casi no se conocen ni de nombre las hipotecas. Por doquier se oye
decir que los dueños de "ranchos" son "riquísimos". Y, sin embargo, ¡jamás ha habido tantas
haciendas abandonadas! "Por esto deberemos substraerles, sea como sea, a su propiedad". Pero,
¿cómo? "El mejor medio para lograrlo son los impuestos y las deudas hipotecarias". Esto son los
elevados recargos impositivos sobre la compra de terrenos, y la necesidad de obtener créditos
hipotecarios para cultivar el suelo. "Estas medidas tornaran a la propiedad fatalmente
dependiente". Escuchemos por boca de los norteamericanos si este desarrollo se va advirtiendo o
no. Luego, demostraremos también que, al tratar de procurar dinero a módico interés a los
hacendados, o aliviarles la carga hipotecaria, aparece insensiblemente la influencia financiera
hebrea para evitarlo, o, donde esto no se lograse del todo, para dificultar la obra en lo posible.
Mediante el aumento de las dificultades financieras para los hacendados por un lado, y con la
fuerza atractiva de la industria por el otro, ya se ha alcanzado gran parte del plan judío. Los
Protocolos expresan esto de la siguiente manera: "Deberá la industria absorber la tierra llana, no
solo los obreros, sino también el capital". ¿Se logro esto? En los Estados Unidos, si. Al hacendado le
es más fácil que a nadie conseguir dinero, y en cambio al productor llega a serle completamente
imposible obtenerlo. ¿Cuál es el resultado de estas dos influencias, una de las cuales ejerce su
presión sobre la agricultura y la otra sobre las ciudades? Precisamente el ansiado por los
Protocolos, o sea: jornales aumentados; pero que involucra menor fuerza adquisitiva. "Al propio
tiempo, ocasionar un alza de precios para todas las necesidades de la vida, bajo el pretexto de que
esto fuera consecuencia de crisis de la agricultura y de la ganadería".
El hebreo que redacto estos Protocolos hubo de ser, en verdad, un financista, economista y filosofo
de primer orden, pues domino en absoluto su cometido. Las manifestaciones hebreas en la vida
comercial demuestran que el querer y el poder van juntos. ¡Con que admirable eficacia se
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