Page 97 - El judío internacional
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deberían suprimirse todas las restricciones de la libre comunicación entre las distintas partes de un
                  país.

                  Pero como quiera que sea, la prensa existe (siendo en nuestra patria una creación anglosajona),
                  representa una potencia no despreciable, y por eso el plan sionista y el anhelo judío de hegemonía
                  mundial se ocupan de ella. Los Protocolos, que no han omitido un solo detalle, ofrecen un plan
                  concreto con respecto a la prensa. La amplitud del material, del que tratan dichos documentos, se
                  subdivide en dos distintos puntos de vista, a saber: "lo que hicimos" y "lo que haremos".

                  En el Protocolo segundo se menciona ya a la prensa, y es característico que se haga esto en la
                  misma tesis, en la que veinte años antes de la guerra mundial se dio la contraseña de "sin
                  anexiones"; en la que se dice que los monarcas no-judíos podrían desempeñar sus cargos todavía
                  durante algún tiempo ante los pueblos, en tanto el súper-gobierno judío se organizaba a espalda de
                  los tronos. Y en el Protocolo, el darwinismo, el marxismo y las teorías de Nietzsche se citan como
                  doctrinas desmoralizadoras propagadas por la influencia hebrea. Extrañas afirmaciones, por cierto;
                  pero no más extraño lo que más tarde se efectuó, en efecto, confirmándolas. El segundo Protocolo
                  expresa: "Se concentra en las manos de los gobiernos un poder que va creando determinados
                  sentimientos populares: la prensa. Deberá consistir su cometido en comunicar simulados deseos
                  apremiantes y exigencias del pueblo, publicar protestas de las masas populares y sembrar
                  discordias. El triunfo de la libertad de palabra (vale decir de la charlatanería), corresponde a la
                  prensa. Pero los gobiernos son incapaces de aprovechar con prudencia esta potencia, que, por lo
                  tanto, cayó en nuestras manos. En secreto creamos nuestra influencia. Merced a ella fuimos
                  acumulando montones de oro, aunque costo ríos de sangre y de lagrimas".

                  En dicho Protocolo se caracteriza "nuestra Prensa" como el medio auxiliar, con ayuda del cual se
                  esparcieron "aquellas ideas que les (a los no-judíos) enseñamos como postulados de la "ciencia". "A
                  tal fin seguiremos esforzándonos en infundir a las masas una confianza ciega en aquellas teorías
                  mediante nuestra prensa". Después se afirma que el darwinismo, el marxismo y las teorías de
                  Nietzsche se evidenciaron como las tres teorías más anarquizantes en el terreno de las ciencias
                  naturales, de la economía nacional y de la moralidad, respectivamente.

                  Afirmase en el tercer Protocolo que la influencia de la prensa deberá utilizarse en socavar todo el
                  respeto ante un orden superior, diciéndose: "Audaces periodistas y detractores atrevidos atacan
                  diariamente a los altos funcionarios de los gobiernos. Esa profanación de toda autoridad va
                  preparando el derrumbe definitivo de todas las instituciones de los Estados, y estos serán
                  destruidos por el impulso de las masas sin control".

                  Describe este Protocolo el papel que desempeñara la prensa en la realización del plan mundial
                  judío, en la forma siguiente: "Deberemos obligar a los gobiernos de los infieles a tomar medias que
                  cooperen en la conducción de nuestros planes a su fin victorioso; tendrán que tolerar la presión de
                  la opinión publica irritada, que se fabrica en realidad artificiosamente por nosotros mediante la
                  llamada Gran Potencia, la prensa. Con muy escasas y poco importantes excepciones esta se
                  encuentra ya completamente en nuestras manos". Dos veces, pues, proclamase aquí el predominio
                  judío sobre la prensa mundial, "Cayo en nuestras manos", se dice en el segundo, y "esta ya en
                  nuestras manos" se repite en el séptimo Protocolo. En el segundo se toma a la prensa como medio
                  para propagar teorías disolventes en los terrenos científico, económico y moral-filosófico, en tanto
                  que, según el séptimo Protocolo, se utiliza para sojuzgar a los gobiernos bajo la presión de la
                  "opinión pública" artificiosamente excitada y de tolerar medidas "que aproximan nuestro amplio
                  plan a su realización victoriosa".

                  Es preciso hacer una pequeña aclaración a la afirmación del segundo protocolo, en el que se
                  declara: "Merced a la prensa hemos acumulado montones de oro, aunque costo ríos de sangre y de
                  lagrimas". Puede apoyarse tal aserto de muchas y diversas maneras. Las palabras "aunque costo







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