Page 15 - La Cocina del Diablo
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dolor de dientes, ni partos difíciles. Su alimentación estaba enriquecida de bayas y de raíces salvajes, que
         ellos comían cotidianamente. Sus cráneos y esqueletos eran perfectos a lo largo de todas las épocas de su
         larga historia, y no llevaban ningún signo degenerativo. Tenían los maxilares bien formados y simétricos y
         bellos dientes absolutamente indemnes.
                “Luego vino el blanco. Después de un baño de sangre sin ejemplo en los anales de la humanidad,
         porque  duró  por  siglos,  los  últimos  vestigios  de  estos  pueblos,  antes  tan  bravos,  fueron  sometidos  con
         violencia a un pretendido humanitarismo”.
                “En la punta del sur de Alaska, la población casi no explota más la superabundante fauna marina, que
         está a su alcance. Prefiere comprar los víveres de las tiendas extranjeras en el país (factorías). La caries, la
         tuberculosis, el artritismo, -todas enfermedades aún desconocidas hasta generaciones- hacen estragos en este
         pueblo.  En  el  hospital  de Juneau  se  cura  a  los  indígenas  y  a  los  esquimales.  Sesenta  por  ciento  de  estos
         enfermos son tuberculosos de los cuales uno sobre dos no pasa de los veinte años”.
                Murduscatu levantó su mano huesuda y la diabla se calló con una voz estridente, áspera y dura, el
         administrador en jefe pronunció:
         -      ¡Este reporte es unilateral e incompleto! ¡Miren la pantalla!
                Movió los botones del extraño televisor.
         -      Una aldea de indios en la ribera norte de la bahía de Cook. Vean esos seres humanos. Son aún bravos,
         libres, perfectamente sanos. Conservan dientes intactos hasta una edad muy avanzada. Ellos se alimentan de
         la carne fresca de los ciervos y los alces, así como de pescados frescos o secos, de algunas verduras y de
         arándanos salvajes. ¿Qué dice Karine? La diabla sonrió.
         -      La semana próxima, se abrirá en esta aldea una factoría que ofrecerá víveres importados. No necesito
         decir más …
                Pero el terrorífico Murduscatu continuaba a manipular los botones.
         -      ¡Y aquí! rugió
                Se vio aparecer sobre la pantalla la ribera paradisíaca de una isla del sur. Las palmeras se balanceaban
         al viento, los cantos de los pájaros se esparcían en la oficina del diablo. El cuadro variaba sin cesar, con unas
         vistas  de  una  belleza  mágica,  una  aldea,  un  pequeño  puerto.  Unos  indígenas  caminaban  con  la  cabeza
         erguida, el rostro luminoso, los hombres eran musculosos, las mujeres tenía cuerpos perfectos, todo chocaba
         por su llamativa belleza. Murduscatu anunció:
         -      Nouméa, Nueva Caledonia. Una región que Karine parece haber olvidado, ¿no es cierto?
                El terrorífico Murduscatu lanza una mirada aterradora sobre Karine.
         -      He  aquí  seres  humanos  que  en  nuestros  días  gozan  de  perfecta  salud.  No  tienen  ningún  diente
         malogrado. ¿Cómo puede Karine justificarse?
         -      Muy simple, respondió la diabla. Como en 1907 se quiso crear una plantación de caña en esta costa,
         los indígenas se sublevaron y mataron a los colonos. Si no lo hubieran hecho, hoy día sería tan miserables
         como los otros.
                Ella agregó:
         -      Las costas bordeadas de recifes, que impiden a los navíos de anclar, se han mantenido como refugios
         de  salud.  Pero  por  todos  los  lugares  donde  el  hombre  moderno  tiene  acceso,  yo  he  podido  destruir
         radicalmente las sanas condiciones originales de vida. ¡Miren a través del Mundo!
         -      ¿Qué nos quiere mostrar Ud.?
         -      Un festival d« danzas en una isla del grupo de las Marquesas. Noten la belleza de esas criaturas, la
         proporción ideal de sus cuerpos, la gracia de sus rostros. Las arcadas dentales están impecables, los dientes
         no tienen un defecto. ¡Cómo danzan, como ríen! Es una raza fuerte que desborda vitalidad, que ignora la
         enfermedad. Son animales felices, jubilosos, nobles y cariñosos…
         -      ¡Esta clase de humanidad me da horror! refunfuña el patrón.
         -      ¿Por qué me enseña Ud. esto?
         -      Le pido tener paciencia.




         La Cocina del Diablo – Gunther Schwab                                                                14
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