Page 22 - La Cocina del Diablo
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“Para que sea posible prohibir un producto, es necesario que las autoridades hayan podido probar que
         es nocivo. Pero las autoridades no tienen, evidentemente, capitales disponibles para estos experimentos, que
         no  serían  además  realmente  tranquilizadores  que  si  extendiesen  por  decenas  de  años.  No  olviden  que
         nosotros hemos puesto a nuestros afiliados por todas partes. Ellos están encargados por nosotros de botar al
         tacho,  toda  comunicación  desfavorable  o  refutarla;  en  fin,  sostener  que  el  veneno  incriminado  no  puede
         dañar”.
                "Se dan conflictos de opiniones, que pueden durar por años, y durante este tiempo, las buenas gentes
         continúan ingiriendo nuestras pequeñas drogas”.
         -      Es bueno que las cosas sucedan de este modo. Nuestros agentes del sector científico y sus partisanos
         expanden a diestra y siniestra e1 siguiente dogma: "Sólo es verdadero aquello que puede probarse”.
                “En consecuencia, un tóxico siempre es considerado como inofensivo hasta el día en que, por azar, su
         nocividad sea descubierta”.
         -      Con este postulado, agregó el Patrón la ciencia de los hombres se desvía deliberadamente de la parte
         más importante de la vida: aquella que permanecerá siempre inaccesible a las investigaciones científicas, y
         por lo tanto, imposible de explicar y demostrar.
         -      ¡He aquí lo que está bien!
         -      La ciencia no puede apoyarse en hipótesis, hizo observar Francoise.
                Azo refutó:
         -      Sin hipótesis, no hay ciencia. Es por ello que los científicos afirman con respecto a los efectos de un
         producto sobre la salud humana permanece siempre sujeto a caución. Si la sana razón se llevara en todas las
         cosas se comprendería que toda afirmación contraria a la naturaleza, y toda sustancia que no provenga de la
         naturaleza, son hostiles a la vida; es decir mal sanas.
         -      Esta explicación me parece un poco simple replicó Francoise.
         -      ¡Señorita, los problemas más difíciles tienen una solución sorprendentemente simple! hizo observar
         Azo.
                Belcebú agregó:
         -      El  laboratorio  químico  de  la  Naturaleza  experimenta  desde  hace  miles  y  miles  de  años.  Este,  por
         millones de veces, combinado y disociado todas las sustancias del mundo en lo incandescente o en un frío
         glacial.  Es  necesario,  entonces,  suponer  que  la  naturaleza  ha  descubierto  y  puesto  a  prueba,  desde  hace
         mucho  tiempo,  todas  las  combinaciones  posibles  e  imaginables.  Aquello  que  a  ella  le  disgustaba,  lo  ha
         abandonado,  y  lo  que  le  parecía  bueno,  lo  ha  conservado.  Se  puede  deducir  que  todas  las  iniciativas
         experimentales de los hombres, aún todas sus teorías -fuesen ellas metafísicas- en la medida que se alejan de
         la Naturaleza, son hostiles a la vida, y por tanto, contrarías a la Verdad.
         -      Yo  trabajo  en  3  direcciones  distintas,  retomó  Azo:  primero,  adjunto  cuerpos  extraños  a  la
         alimentación, lo que anula los valores  y las fuerzas vitales que los hombres han arrancado  a la  tierra, su
         madre, en detrimento de su riqueza natural.
                “Seguidamente, gracias a la falsificación química, me las arreglo para que la mala mercadería tenga la
         apariencia de la buena. La carne deteriorada se transforma en apta para la venta, alimentos viejos aparecen
         corno  nuevos;  calidades  pésimas  toman  el  aspecto  de  las  mejores.  Yo  velo  para  que  los  desinfectantes,
         conservantes y colorantes no se traicionen por un olor o por un sabor malos”.
         -      ¡Es una trampa! se indignó Sten.
         -      Exactamente señor.
                “Para  terminar,  yo  enfermo  a  la  gente.  Mí  obra  es  de  una  investigación  universal  y  llevo  a  la
         humanidad  hacia  la  muerte.  Con  medios  minúsculos,  obtengo  resultados  enormes  y  alentadores.  Así,  por
         ejemplo,  cuando  las  diastasis  oxidantes  desaparecen  del  organismo,  puede  producirse  una  proliferación
         maligna de células”.
         -      ¡Lo que significa al cáncer! ríe con fuerza el Patrón.
         -      Los cuerpos inertes mezclados a los alimentos son efectivamente cancerígenos, opinó Azo. Lo cual es
         particularmente exacto para el alquitrán de hulla.



         La Cocina del Diablo – Gunther Schwab                                                                21
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