Page 23 - La Cocina del Diablo
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- Si esto es así, preguntó Sten, ¿para qué sirven nuestros químicos en alimentación, nuestras
universidades, nuestros institutos de investigación? ¿Por qué permiten a la humanidad exponerse a esta
inundación de veneno?
- La mayoría de los productos artificiales que se emplean en la alimentación no han sido aún estudiados
bajo el ángulo del cáncer. Se les ha examinado sólo superficialmente en cuanto a su toxicidad inmediata.
“Acepto que cada uno de estos venenos, tomados a parte y consumidos en pequeñas cantidades
pueden permanecer inofensivos. Pero cada uno de ellos se suma, en el organismo, a otros, talvez así de
insignificantes. El efecto tóxico se multiplica entonces de manera alarmante. Y esta acumulación ha
desafiado hasta ahora toda posibilidad de control”.
El Diablo agregó riendo:
- Y cuando un hombre se enferma, corre donde su medico que le prescribe drogas químicas. Estas se
suman a los venenos ya instalados en su organismo, -venenos de los que el médico no conoce ni el nombre ni
la naturaleza, ni la cantidad. ¡Entonces, el cuerpo ya sobre cargado y puesto a prueba debe todavía encarar
nuevas agresiones!
- No hay médico que pueda desenredar los nudos de las intoxicaciones que resultan, a la larga, da todas
esas pequeñas influencias qua ejercen los venenos. Se le agrega aún la acción de los venenos de la agricultura
y de los almacenes. ¡Nuestro Patrón ha realmente concebido un plan grandioso, notable por su astucia e
hipocresía! Nuestros colaboradores están encargados de actuar en secreto, y de esparcir grandes cantidades
de venenos, pero altamente diluidos. Además, raramente puede verse un envenenamiento espectacular, y
nada que lo pueda presagiar.
“Pero el tiempo trabaja para nosotros. En diez, veinte o más años, las pequeñas cantidades se
acumulan, y vendrá el día en que su concentración se convertirá en mortal. Las enfermedades que aparecerán
entonces, serán desconocidas y de origen misterioso”.
“No existe ya un solo alimento que no haya sido manipulado antes de ser vendido. 90% de los
alimentos encierran productos químicos. Yo he hecho salir la química de los laboratorios, y la he introducido
en las tiendas, molinos, panaderías, pastelerías, carnicerías, etc., haciendo que pase, de las manos de los
químicos, a manos de los comerciantes, que la utilizan con ignorancia y de acuerdo a su gusto, con el único
interés de negociar”.
- ¡He aquí mi progreso notable! dijo en tono triunfal el Patrón.
- Yo pongo a disposición del comercio mis pequeños polvos, mis pequeños licores; los recomiendo
para purificar, ennoblecer, blanquear, conservar, colorear, extraer, unir. Tengo drogas para cambiar la
consistencia de un alimento, o para estabilizarlo, para ablandar o endurecer, para secar o humedecer, para
enmohecer o para evitar el moho, para envejecer artificialmente o para evitar el envejecimiento; tengo
perfumes, sabores sintéticos. ¡Realmente no falta nada!
“¡Desde que un alimento ha recibido cualesquiera de los tratamiento» antes mencionados, deja de ser
natural; está enfermo; y aún frecuentemente, ya está muerto!”.
“No voy a enumerar todos mis venenos pero daré algunos ejemplos. Comencemos por la
sulfanilamida, que hemos mezclado a ciertos alimentos. Más de 100 personas han muerto antes de que los
poderes públicos internacionales intervengan y prohíban la thiocarbamida, el éxito fue aún mayor”.
- ¿Cuál es su utilidad? preguntó Alfred.
- Impide que las frutas almacenadas se oscurezcan; se la utiliza también en frutas congeladas.
- ¿Y cuál es el resultado? pregunto el Patrón.
- Este producto favorece la aparición de tumores en la glándula tiroides y en el hígado, más tarde estos
tumores so convierten en cancerosos y pueden llevar a metástasis en otros órganos.
- Es poco, dice el Patrón, pero los pequeños arroyos forman grandes ríos. ¿Qué han producido los
experimentos en animales?
- Las ratas alimentadas con duraznos a la thiocarbamida murieron esa misma noche.
- ¡Muy bien!
- Y este veneno ¿no está prohibido? se indignó Francoise.
La Cocina del Diablo – Gunther Schwab 22