Page 40 - La Cocina del Diablo
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"En la época de la cosecha de la remolacha azucarera, muchos cultivadores dan de comer a sus vacas
         lecheras los tallos de las remolachas con su hojas, a fin de no perder este importante aporte que da la estación
         en forraje verde”.
                "Pero  rápidamente  notaron  que  los  terneros  que  ellos  criaban  en  esa  época  del  año  eran  presa  de
         diarreas que no paraban con nada, mientras fuesen alimentados por las vacas alimentadas de esta manera.
         Muchos de ellos murieron”.
                "No pudiendo resignarse a perder este forraje verde, los explotadores agrícolas cambiaron tácticas.
         Ahora  se  las  ingenian  para  que  sus  vacas  tengan  terneros  durante  la  época  del  año  en  que  se  recoge  la
         remolacha. Y la leche que producen sus animales es enviada a lecherías y queserías o aún a fábricas que
         preparan leche en polvo condensada”.
                "¡Aquella leche que daba diarrea a los terneros y los hacía morir es todavía suficientemente buena
         para los bebés y el consumo humano!”.
                "En los niños pequeños, ésta provoca eczema  y graves trastornos intestinales que pueden poner su
         vida  en  peligro.  Otras  modificaciones  y  degradaciones  de  la  leche  resultan  del  uso  muy  expandido  de
         alimentar  a  los  animales  de  establo  con  alimentos  mal  apropiados,  conservados  en  silos,  e  igualmente  el
         aumento ficticio, antinatural de la secreción láctea”.
                "Los  alimentos  artificiales  para  los  animales,  tales  como  proteínas  sintéticas,  y  otros  productos
         químicos, disminuyen el valor nutritivo de la leche. En aquella de algunas vacas, que habían comido harina
         de soya, se encontró tricloruro de etileno utilizado para desengrasar los granos de esta planta”.
                "Se encuentra también en las grasas de la leche los más nocivos venenos agrícolas, ‘los polvos para
         envenenar’, quiero decir el DDT y los diversos Heanos”.
                "Además, las vacas eliminan de la misma manera los diferentes medicamentos que les administra una
         medicina veterinaria progresista: Antibióticos, cloroformo, sal de Glauber, ácido salísico, mercurio".
                La doctora intervino:
         -      Conozco un decreto que dice que la leche de una vaca que ha sido tratada con penicilina sólo puede
         ser vendida si se ha extraído tres días después del tratamiento.
         -      Aún después de estos tres días, esa leche tiene todavía propiedades de antifermentación. El antibiótico
         impide  la  multiplicación  normal  de  las  bacterias  de  ácido  láctico,  lo  que  hace  imposible  digerirlo  bien.
         Cuando se ha curado con penicilina la ubre de una vaca, su leche ya no puede ser transformada en queso
         porque se han matado los microorganismos de la fermentación. Aún si se mezcla con leche de otras cien
         vacas, la cantidad total es impropia para la fabricación de queso.
                "Además, yo he hecho entrar la costumbre y tolerar por la ley las más diversas falsificaciones de la
         leche. A partir del momento en que el productor expende su leche a la compañía lechera, hasta el momento
         en que el consumidor la recibe, pasan por lo menos 10 días. El objeto de esas operaciones es de disminuir o
         reducir a la nada la fuerza vital del alimento. Y el método más eficaz es la pasteurización".
         -      ¡Bravo, Pasteur! gritó el Patrón.
         -      Pero, señores, objetó Francoise, no se puede dejar de esterilizar la leche. ¡Ella es un medio ideal de
         cultivo de centenas de especies de bacterias! Un litro de leche ordinaria contiene de 500 a 1000 millones de
         bacterias.  Puede  transmitir  en  el  hombre  los  gérmenes  de  la  fiebre  aftosa,  tuberculosis,  brucelosis,
         actinomicosis, rabia, vacuna, lientería, en fin, ¡una variedad increíble de enfermedades infecciosas!
                El Diablo se puso a reír
         -      ¡He aquí un lenguaje típicamente médico! Gracias a la bacteriología, he creado una psicosis de miedo
         que lleva a los humanos a desconfiar de todo lo que es viviente. Pero las bacterias son inofensivas en tanto
         que encuentren en el organismo un terreno favorable. El cuerpo posee estos dispositivos de defensa. Pero
         como se le quiere ahorrar este trabajo y este combate, pierde sus facultades de autoprotección.
                "Ustedes  perciben  aquí  los  maravillosos  efectos  antiselectivos  de  lo  que  se  llama  higiene.  Para
         proteger  a  los  débiles,  ella  convierte  a  los  fuertes  en  más  vulnerables.  Aquello  conduce  entonces  a  la
         degeneración de la humanidad".
         -      ¿En que consiste exactamente la pasteurización? preguntó el técnico.



         La Cocina del Diablo – Gunther Schwab                                                                39
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