Page 41 - La Cocina del Diablo
P. 41
- En esto: se calienta la leche a una temperatura de 62 a 90 grados. Con esto se disminuye su contenido
de vitaminas A y C y de carotina beta; las enzimas sufren graves alteraciones, las sales que sirven para la
construcción de los huesos, las preciosas proteínas, todo se transforma en una dirección desfavorable. De los
60 o 70 grados, la estructura de las albúminas cambia completamente. Al estado natural la leche contiene 58
mg por 100 de nitrógeno proteico, pero luego de ser calentada a 115 grados sólo le quedan 8 mg por 100.
"Contrariamente a lo que proclama la publicidad de las compañías lecheras, la leche pasteurizada y la
leche esterilizada son alimentos incompletos, insalubres. Ya no contienen los principios activos de la leche
fresca”.
"Además, el fin oficial de esas operaciones no se cumple, porque no matan a todas las bacterias. Pero
mi fin se cumple: La destrucción de todos los principios vitales. Es por eso que he introducido dichos
procedimientos en todas las lecherías del mundo".
- ¿Supongo que los sabios conocen los inconvenientes de esta práctica y la denuncian? preguntó Alfred.
- Ellos se mortifican ante el hecho de que las grandes centrales lecheras han invertido muchos millones
en las instalaciones y aparatos. Si se cambiara de método, sus negocios no serían rentables.
- Sí, se continúa disminuyendo la vitalidad de la especie humana. Pero ¿qué importancia tiene, en vista
de una pérdida de dinero?
Alfred volvió a intervenir.
- Creo saber que le agrega a la leche vitaminas sintéticas, y que aquello no cambia gran cosa.
- ¡Qué muchacho tan culto! rió el Diablo.
- La leche artificialmente vitaminada es solamente un producto químico. Yo la preconizo por que es
peligrosa.
"Las vitaminas sintéticas, cuando se toman en dosis muy fuertes, provocan intoxicaciones, lesiones
duraderas; ellas llevan a la calcificación de las arterias”.
"En efecto, la acción de una vitamina depende de su mezcla en proporciones exactas con otras
sustancias activas que los hombres ni siquiera conocen, ¡El adicionar a los alimentos vitaminas, es una
trampa!"
- Pero entonces, dijo Francoise, ¡la irradiación de la leche por rayos ultravioleta sería lo más
conveniente!
- ¡Claro que sí, señorita! ¡Conveniente para mí!... porque la irradiación altera lo que podría permanecer
en la leche de sustancias naturales. Bajo su acción, el contenido de vitamina A cae de 135 unidades a 80,
aquella de carotina beta de 28 a 16, aquella de vitamina C, de 30 a 2. En consecuencia, cuando se pretende
que la leche irradiada es antirraquítica, se miente.
- Si es así, preguntó Sten Stolpe, ¿porque se continúa con la práctica de la irradiación y vender dicha
leche?
El Diablo se encogió de hombros riendo:
- ¡Negocios son negocios!
Mientras tanto el demonio de los venenos prosiguió con su exposición:
- Cuando he privado a la leche de su diversos medios, de sus principios de vida, le doy mi bendición
final bajo la forma de productos químicos. Para la desinfección y conservación, nosotros tenemos unos
buenos pequeños ingredientes bien probados: ácidos bóricos, salísicos y benzoico, carbonato de soda. Esos
venenos perjudican la salud de todos los que toman leche.
- Ellos están prohibidos en muchos países, usted lo sabe, objetó Francoise.
- Las interdicciones son generalmente inoperantes. Cuando un producto ha sido proscrito, mis
colaboradores de la industria química, que son muy eficientes, inventan otro, lo difunden, lo hacen adoptar en
todas partes, a cambio de dinero se entiende. Pasan los años antes que se encuentre alguien para osar poner
en duda su inocuidad, o demostrar que es tóxico.
- Qué quieren Uds., dijo el Diablo, ¡es un círculo vicioso! Yo he abolido el respeto a la vida, a la
Creación y a sus dones, a la Naturaleza, al hombre y a los alimentos. De esta manera yo he abierto de par en
par la puerta a los crímenes de esa humanidad, ¡Y que los papeles inútiles de miles de decretos legales no
cambiarán más nada!
La Cocina del Diablo – Gunther Schwab 40