Page 46 - La Cocina del Diablo
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voluntad de poder, el deseo inmoderado de riqueza sin vergüenza, la ignorancia, el ocultismo muy bajo, la
superstición!".
"Recuerden Uds. siempre esta sentencia china, y aplíquenla, pero al revés: Si tú quieres mejorar el
mundo, comienza por hacer de modo que las ideas sean justas. Cuando las ideas no son justas, las palabras no
lo son. Cuando las palabras no son justas, las obras no son buenas y no reina el orden. ¡Y cuando el orden no
reina, es imposible mejorar el mundo!".
"Uds. a quienes yo he confiado la diligencia de deformar la Opinión Pública, concéntrense en este
gran programa el cual acabo de indicarles a grandes rasgos ¡Se trata, no solamente de oponerse a la mejoría
del mundo, pero más aún de conducir lo a su pérdida definitiva. Comiencen pues por ideas provistas de toda
significación. ¡Escondan cuidadosamente la vida detrás de una pantalla de palabra! ¡En un campo de batalla
de palabras cuyo sentido es tergiversado, ninguna obra de salvación podrá germinar jamás! El desorden de
los cerebros se comunica fatalmente a todos los dominios de la vida exterior. Para una gran parte del mundo,
este objetivo ya los ha alcanzado. Presento mis diabólicos agradecimientos a todos aquellos que se han hecho
acreedores a este mérito".
"Cuando hayamos extendido esta alteración de los espíritus a todo el globo terrestre, ningún poder en
el mundo podrá ya detener el desastre, ni por la fuerza ni por la bondad".
"¡Recuerden Uds. también que la destrucción completa de los bosques es un punto capital de nuestro
programa exterminador! Es necesario gastar más y siempre más papel. ¡Hagan que aumenten los tirajes de lo
impreso! ¡Multipliquen los diarios! ¡Con el fin, interesen a las masas, bajando cada vez más el nivel cultural
y moral de todo lo que se imprime!".
"¡Sí hay que escribir siempre más y más! ¡Entinten el papel, Publiquen a todo dar, también cuando no
tengan nada que decir!.........".
"Yo recompensaré a mis fieles colaboradores elevando sus honorarios y asegurándoles ganancias más
sustanciales. ¡He dicho! ¡Terminado!".
Sus huéspedes estaban petrificados. Francoise, con la mano temblorosa, húmeda y fría, tocó como por
casualidad aquella del poeta, quien cerró la suya con fuerza.
Tímidamente, sus ojos se dirigieron hacia Alfred. Pero el técnico se quedó inmóvil, helado. Por el
contrario, la mirada de Bob cruzó aquella de su señor y jefe, quien le sonrió. Y Bob, que se sentía plenamente
de acuerdo con él lanzó una sonrisa desagradable.
Satanás, entonces, levantó la sesión. Los invitados fueron conducidos a sus cuartos respectivos. Pero
se les dejó un poco de tiempo para comer. Apenas habían tomado el último bocado. Francoise quería
precisamente descansar un poco sobre el diván, cuando el altoparlante se hizo escuchar. Se les ordenó
reunirse nuevamente. Estaban fatigados. Por el contrario, los dos diablos parecían frescos y dispuestos, vivos
con el mercurio.
El Patrón ofreció bombones a sus invitados, ellos se sirvieron sin pensarlo e, instantáneamente, se
sintieron bien despiertos y muy receptivos. La secuencia se reanudó.
Azo continuó su exposición:
- Entre los alimentos, nada es del valor de las verduras y las frutas en cuanto a las fuerzas vitalizantes,
las sales minerales y las vitaminas. ¡Es necesario pues que, ahí también, yo intervenga!
"En el comercio de frutas y verduras, no existe ni un solo producto alimenticio que escape a las
pulverizaciones y a los gases. Se han visto casos de ictericia provocados por la ingestión de estas verduras
fumigadas. Para hacer madurar las frutas después de la cosecha y para conservar las beterragas, se utiliza el
ácido cianhídrico, el etileno, el ‘gaz d'éclairage’, el óxido de carbono; el ácido sulfúrico, al ácido cítrico, el
ácido acético y el alumbre sirven para blanquear las verduras; la costumbre largamente propagada de fumigar
los campos pantanosos con el fertilizante fecal humano insuficientemente descompuesto hace que aquello se
torne particularmente apetitoso".
- ¡Qué no haríamos nosotros para ganar dinero! Dice el Diablo riendo.
- Frecuentemente, esta distribución se realiza temprano en la mañana, y una hora más tarde, se recogen
las verduras para las amas de casa. Esta práctica aumenta considerablemente los riesgos de cáncer.
La Cocina del Diablo – Gunther Schwab 45