Page 51 - La Cocina del Diablo
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de vuestros ejecutivos, el pretexto falaz y falsamente moral, que hay que abrir a las muchedumbres el acceso
         a lugares salvajes, a fin que los viejos impotentes puedan aprovecharlos. Impidan a las gentes darse cuenta
         que luego de todas estas depredaciones, la belleza de la Naturaleza ha desaparecido . . . porque la verdadera
         belleza es una cualidad del alma. Y es el alma de los paisajes que el turismo internacional mata, a pesar que
         deja  más  o  menos  intacto  su  aspecto  exterior.  Corrompe  a los  campesinos,  multiplica  las  ‘profesiones  de
         propinas’".
                "Hagan creer que la belleza no es bella si no es mercantil, que la bondad no es buena sino cuando se
         le muestra de forma provocante, digan que un río no tiene derecho a existir si no rinde kilowatios, ni un árbol
         si no da madera".
                "¿Saben Uds. qué se desprende muy naturalmente de una tal mentalidad? Eso es tener un enemigo,
         esto significa: tener el derecho de matarlo, es que los seres humanos son esclavos del trabajo, se les puede
         tallar y modelar a gusto, reses para el matadero”.
                "Los  poderes  del  Infierno  no  tienen  ninguna  complacencia  por  los  hombres  que  se  rehúsan  a  ser
         explotados, ellos los liquidan exactamente como liquidan la Naturaleza libre. Pero el infierno protege a los
         hombres dóciles y los coloca bajo la protección de un humanitarismo mentiroso”.
                “Envilecer la Naturaleza, es envilecer el ser humano, porque éste no es sino un fragmento. Profanar la
         Naturaleza,  la  vuelve  bajamente  utilitaria  y  monetaria,  es  decir,  con  un  solo  golpe,  profanar  la  vida  del
         hombre”.
                "Intensifiquen esta repugnancia que los enfermos mediocres sienten con la relación a la naturaleza
         virgen  -este  horror  de  verla  vivir  en  su  estado  primitivo-,  esta  rabia  de  civilizar,  de  dirigir,  de  violar,  de
         utilizar para sus propios fines, de afear y de ofender hasta los últimos vestigios de la faz de la tierra".
                "Al  haber  sido  dadas  todas  estas  tendencias  destructivas  y  la  enraizarse  en  el  inconciente  y  en  lo
         irracional, los esfuerzos de nuestros adversarios por proteger la naturaleza serán siempre infructuosos, pues
         ellos invocan argumentos precisos y racionales".
                "¡A buen entendedor, salud! ¡Terminado!".
                En  su  impulso,  el  Patrón  golpeó  la  mesa  con  el  puño.  Estaba  tan  contento  como  si  viniera  de
         conquistar una victoria. Luego, sin levantar los ojos, dijo:
         -      ¡Azo, escuchamos!
                El demonio de las conservas retomó enseguida el hilo de su discurso.
         -      ¡No se sorprendan Uds. al escuchar que, bajo el nombre de carne, yo sirvo al hombre un verdadero
         festín a lo Borgia!
                "Yo preparo la carne, a largo plazo, con la ayuda de fertilizantes químicos para los pastos y alimentos
         artificiales  para  los  animales.  Dado  el  número  de  éstos,  hay  que  contar  con  las  reservas  de  los  silos,
         adicionados  de  ácido  clorhídrico  y  otros  ácidos  fuertes.  Ellas  hacen  a  las  bestias  más  sensibles  a  las
         enfermedades  y  todo  eso  se  transmite  al  hombre:  la  lienitis,  la  fiebre  aftosa,  la  brucelosis,  la  rabia,  la
         tuberculosis, la actinomicosis, la paratipoides y la erisipela".
                "He logrado un gran avance en mi ofensiva contra el hombre, luego de haber obtenido que se alimente
         al ganado con productos químicos que les son inyectados".
         -      Bastantes sabios han reconocido este peligro, replicó Francoise.
         -      No tiene importancia. Sus puntos de vista no pueden triunfar. Yo tengo mis hombres de confianza en
         la industria química, en las compañías de crianza de ganado y la avicultura. Como ellos ponen el capital,
         quieren necesariamente ver los beneficios. Frente a ellos, ¿qué puede valer la opinión de los pobres sabios?
         -      Yo no había jamás escuchado hablar de tales cosas, reconoció el técnico. ¿De qué se trata pues en
         realidad?
         -      Bajo  el  pretexto  de  acelerar  el  crecimiento  animal,  -y  por  consiguiente,  sus  provechos-,  he
         preconizado, con éxito, la administración de antibióticos a los animales jóvenes destinados a las carnicerías:
         penicilina, aureomicina, terramicina y otros. La duración del desarrollo es entonces abreviado de 10 a 20% y
         las bestias están más pronto listas para el camal.
         -      Hay  que  constatar  que  estos  métodos  han  hecho  retroceder  notablemente  la  epizootia  de  origen
         bacteriano, dijo la doctora.

         La Cocina del Diablo – Gunther Schwab                                                                50
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