Page 66 - La Cocina del Diablo
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- El artículo 5 prevé derogaciones de la ley, cuando el aprovisionamiento de la población está
comprometido o dificultado. Y bien, este es justamente el argumento de los hombres de negocio, grandes y
pequeños: ellos pretenden que si se dejaría de utilizar productos químicos, se volvería imposible abastecer de
víveres a los pueblos.
“Además, las persecuciones judiciales pueden producirse sólo bajo demanda expresa del agraviado.
¿Quién puede saber si el agraviado lo es o no? ¿Y quién estaría tentado a denunciar algo donde reúna tanta
confusión?”
- ¡Veamos Patrón! ... ¿No le parece mucho ruido por nada? Todas estas leyes solo existen en el papel...
En cuanto a lo esencial, mis asociados tienen las manos libres. ¡Que no nos preocupe que el hombre pueda
escurrírsenos de entre los dedos!
“Para que una legislación sea eficaz, en estos asuntos, deberían ponerse de acuerdo los conceptos y
los intereses de la Ciencia, de la Industria y de los consumidores, ¡Aquello es imposible!”.
“Cuando la razón comienza a hacer oír su voz, me cuido de oponerle la codicia que reduce todo a
nada. Además el público es extremadamente ignorante en lo que se refiere a la biología humana, y no es tan
fácil desvelar los procesos de un envenenamiento progresivo”.
Francoise tomó la palabra:
- Si los legisladores autorizan el envenenamiento general de la humanidad, no se refiere a la biología
humana, y no es tan fácil desvelar los procesos de un envenenamiento progresivo.
- Es posible. Pero se puede pecar sin tener conciencia de ello. Cuando uno de estos hombres comienza
a tener escrúpulos, enseguida los reaseguro enarbolando la declaración de algún experto.
“En cuanto a los pensadores lúcidos y probos, ellos pescan en el desierto. Los hago caer en el silencio.
O bien, los ridiculizo tratándolos de locos, sectarios, atrasados, ignorantes”.
El Patrón añadió:
- Sea lo que sea, la empresa de destruir la salud humana es un negocio eminentemente lucrativo para
muchos En consecuencia, sólo puede prosperar.
- Y al presentarse dificultades de abastecimiento, no se cuida de tratar el mal en sus raíces. Se obvia de
la forma menos costosa y menos moral también: por medio de la química.
“Además, no nos contentamos con desvalorizar y envenenar el alimento. Nos las arreglamos también
para que el alimento sano y puro, si aún queda, no sea accesible para nadie”.
- ¡Ah! objetó el poeta, por tanto hay tiendas que venden artículos de dieta: harina sin blanquear, arroz
integral, pan completo, frutas secas libres de azufre, vegetales cultivados según métodos biológicos, aceites
de presión al frío...
- Estas tiendas existen, Sr. Stolpe. Pero, como por una paradoja realmente diabólica, los alimentos
naturales son casi siempre más caros que los productos que han pasado por múltiples manipulaciones
costosas.
- En este caso, dijo la doctora, ¡se ha vuelto imposible el defenderse contra los venenos, por lo menos
en los países civilizados!
- ¡Esta declaración me llena de alegría! exclamó el Diablo.
- ¡Pero el hombre terminará por darse cuenta! se pronunció Sten, súbitamente lleno de fervor, ¡y habrá
un gran viraje en la situación!
- ¡No se haga Ud. ilusiones! La humanidad es el juguete de una inmensa intriga. Aunque ella pudiera
liberarse algún día, sería demasiado tarde. El mal ya no sería reparable.
“¿Y luego, cómo podría corregirse de su extraña ceguera, de su orgullo desmedido? Piense Ud. que,
aún en los hospitales donde se trata el cáncer, se da a los enfermos, conservas, mermeladas del comercio,
pastas coloreadas, harina blanqueada, azúcar refinado y toda la secuela. Una noción tendrá que imponerse:
que ya no existe ningún alimento que no haya pasado por las máquinas o el laboratorio. Las gentes buenas
tendrán que resignarse”.
- ¿Se podría uno preservar por medio de un régimen frugal?
- No, porque si existen alimentos que yo no he podido falsificar directamente, los he desnaturalizado
por medio de los venenos agrícolas con los que inundo la naturaleza y el suelo. Un río de productos químicos
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