Page 237 - Libro Orgullo y Prejuicio
P. 237

con Jane, pero a cada instante parecía más prendado de ella. La encontraba tan
      hermosa  como  el  año  anterior,  tan  sensible  y  tan  afable,  aunque  no  tan
      habladora.  Jane  deseaba  que  no  se  le  notase  ninguna  variación  y  creía  que
      hablaba como siempre, pero su mente estaba tan ocupada que a veces no se daba
      cuenta de su silencio.
        Cuando los caballeros se levantaron para irse, la señora Bennet no olvidó su
      proyectada invitación. Los dos jóvenes aceptaron y se acordó que cenarían en
      Longbourn dentro de pocos días.
        —Me  debía  una  visita,  señor  Bingley  —añadió  la  señora  Bennet—,  pues
      cuando se fue usted a la capital el último invierno, me prometió comer en familia
      con  nosotros  en  cuanto  regresara.  Ya  ve  que  no  lo  he  olvidado.  Estaba  muy
      disgustada porque no volvió usted para cumplir su compromiso.
        Bingley pareció un poco desconcertado por esa reflexión, y dijo que lo sentía
      mucho, pero que sus asuntos le habían retenido. Darcy y él se marcharon.
        La señora Bennet había estado a punto de invitarles a comer aquel mismo día,
      pero a pesar de que siempre se comía bien en su casa, no creía que dos platos
      fuesen  de  ningún  modo  suficientes  para  un  hombre  que  le  inspiraba  tan
      ambiciosos proyectos, ni para satisfacer el apetito y el orgullo de otro que tenía
      diez mil libras al año de renta.
   232   233   234   235   236   237   238   239   240   241   242