Page 49 - Libro Orgullo y Prejuicio
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Hunsford, cerca de Westerham, Kent, 15 de octubre.
Estimado señor:
El desacuerdo subsistente entre usted y mi padre, recientemente
fallecido, siempre me ha hecho sentir cierta inquietud, y desde que tuve la
desgracia de perderlo, he deseado zanjar el asunto, pero durante algún
tiempo me retuvieron las dudas, temiendo ser irrespetuoso a su memoria, al
ponerme en buenos términos con alguien con el que él siempre estaba en
discordia, tan poco tiempo después de su muerte. Pero ahora ya he tomado
una decisión sobre el tema, por haber sido ordenado en Pascua, ya que he
tenido la suerte de ser distinguido con el patronato de la muy honorable
lady Catherine de Bourgh, viuda de sir Lewis de Bourgh, cuya generosidad
y beneficencia me ha elegido a mí para hacerme cargo de la estimada
rectoría de su parroquia, donde mi más firme propósito será servir a Su
Señoría con gratitud y respeto, y estar siempre dispuesto a celebrar los
ritos y ceremonias instituidos por la Iglesia de Inglaterra. Por otra parte,
como sacerdote, creo que es mi deber promover y establecer la bendición
de la paz en todas las familias a las que alcance mi influencia; y
basándome en esto espero que mi presente propósito de buena voluntad
sea acogido de buen grado, y que la circunstancia de que sea yo el
heredero de Longbourn sea olvidada por su parte y no le lleve a rechazar
la rama de olivo que le ofrezco. No puedo sino estar preocupado por
perjudicar a sus agradables hijas, y suplico que se me disculpe por ello,
también quiero dar fe de mi buena disposición para hacer todas las
enmiendas posibles de ahora en adelante. Si no se opone a recibirme en su
casa, espero tener la satisfacción de visitarle a usted y a su familia, el lunes
18 de noviembre a las cuatro, y puede que abuse de su hospitalidad hasta
el sábado siguiente, cosa que puedo hacer sin ningún inconveniente, puesto
que lady Catherine de Bourgh no pondrá objeción y ni siquiera
desaprobaría que estuviese ausente fortuitamente el domingo, siempre que
hubiese algún otro sacerdote dispuesto para cumplir con las obligaciones
de ese día. Le envío afectuosos saludos para su esposa e hijas, su amigo
que le desea todo bien,
William Collins.
—Por lo tanto, a las cuatro es posible que aparezca este caballero conciliador
—dijo el señor Bennet mientras doblaba la carta—. Parece ser un joven educado
y atento; no dudo de que su amistad nos será valiosa, especialmente si lady
Catherine es tan indulgente como para dejarlo venir a visitarnos.
—Ya ves, parece que tiene sentido eso que dice sobre nuestras hijas. Si está
dispuesto a enmendarse, no seré yo la que lo desanime.