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MANIFIESTO DEL SOCIALISMO NUEVO




        EN TALES TENDENCIAS FIGURAN:

        . La conversión del trabajador en función de consumo y mero factor económico, sin autonomía social ni misión histórica. Su existencia es contra-
        dictoria: en su tarea es productor, en su conciencia es comerciante que vende su esfuerzo. Vive, por tanto, en la alienación: su conciencia y su
        existencia son invertidas. Es asalariado y se comporta como pieza del sistema que lo oprime. Alienado, vende su alma a cambio del pago, es feliz
        en la sumisión y se vuelve un átomo de la masa... La desalienación es tarea principal.

        . La integración del trabajo a los sistemas energéticos, las tecnologías y la preparación educativa, además de la producción automatizada y la
        sustitución de la operación manual por la técnica funcional, indican que la clase trabajadora debe recomponerse.

        . Con la informática y las nuevas tecnologías, la organización del trabajo compacta la operación con las funciones técnicas, la proyección, la pla-
        neación y la administración superior. Abre la posibilidad de ponerlas al alcance del trabajador para elevar la eficiencia y la productividad y facilita
        la humanización del trabajo.

        .  La crisis de las instituciones, la violación de los derechos humanos y el detrimento de los derechos colectivos del trabajo industrial y agrario,
        ponen en evidencia la desarticulación de la sociedad civil. Su reconstrucción exige refundar la vida institucional y dar a estos derechos las garan-
        tías y los medios para su plena vigencia.

        . El reclamo de derechos exclusivos, por grupos separados del estado y los trabajadores, exige que el plano comprendido entre la producción, el
        trabajo y las necesidades colectivas vuelva a ser el escenario común de la sociedad civil.
        . El paso de la sociedad basada en la asociación a la función institucional normada públicamente, y el renacimiento de la vida personal, individual
        y ciudadana como núcleos generadores de fuerzas sociales, abre perspectivas a la nueva vida societaria.

        . La creciente intervención de la sociedad en la gestión de sus asuntos en reacción contra la ingeniería tecnocrática, y su contraparte, la sepa-
        ración de los miembros de las corporaciones de su enclave nacional, público y civil, exhiben la urgencia de restaurar la política como campo de
        acción general idóneo para la incorporación general a la vida pública y la reconstitución social.

         El saber positivo y la educación profesional,  bases de la ingeniería social y psicológica, deben ser revertidos. Pero la generalización de la infor-
        mación y la incorporación a las condiciones de la vida moderna, hacen posible dotar a todos los trabajadores de preparación técnica y superior.
        Esta, unida al desarrollo del pensar, a la acción pública, la sensibilidad estética y al ejercicio de los valores, las aptitudes, facultades y capacidades,
        dará a la educación un contenido liberador.

        . La deshumanización puesta de manifiesto en la pasividad  ante el sufrimiento, en la indiferencia ante el salvajismo de las guerras contemporá-
        neas, en la competencia y el interés egoísta que destruyen la convivencia, en la manipulación de la comunicación y la conducta, indican que una
        ola de inconsciencia azota a la humanidad.

        . La tendencia de la riqueza a recomponer su contenido, pasando de las materias primas, el capital productivo y la fuerza laboral a los bienes in-
        termedios con reconstrucción  biológica y química, a nuevas fuentes de energía, al trabajo cognoscitivo y la movilidad del capital financiero, abre
        la opción para que los países atrasados  instrumenten nuevos procesos de producción y puedan remontar su dependencia de las tecnologías, el
        mercado y el saber monopolizado por los grandes.

        . Los sistemas empresariales integrados multinacional y planetariamente, con distribución grupal del valor y dirección científico-técnica que re-
        basa el mando patronal, prueban que es factible establecer formas de dirección y administración nacionales y públicas.


        . La globalización imperial que impone sus políticas y arrasa los modos de vida con la fábrica cultural, con el saber científico carente de valores
        y con el sistema de producción y comercio planetario, es la punta de la nueva colonización de alta destructividad que amenaza con desaparecer
        pueblos y naciones. La urgencia de formas culturales orientadas a la soberanía nacional es ostensible.

        . La acelerada desaparición de la vida sobre la tierra y el desequilibrio entre nuestra especie y los recursos alimentarios, son resultados de una
        civilización destructiva que debe ser reorientada en sus usos, materiales, técnicas, formas de producción y costumbres.

        . Las fallas de la administración estatal, el rutinismo burocrático, la corrupción y la ineficiencia, así como la descomposición de la sociedad civil
        por la penetración de las corporaciones, indican que tanto el estatismo como el régimen privado en la infraestructura, los recursos nacionales
        y los grandes medios de producción, requieren cambiarse por nuevas formas de administración con fines e intervención nacionales y públicos
        precisos.

        Estas tendencias, en sus contraposiciones, apuntan al cambio histórico. Unas tienen poder destructivo, otras abren posibilidades para realizar
        los fines de la nueva humanidad. Su consumación no será, es obvio, neto efecto de su devenir espontáneo, sino la resultante de su fusión con
        el pensamiento radical y crítico, y con la praxis universal  que conjunte las nuevas fuerzas. A mediados del siglo XIX, cuando sólo se sabía de la
        vida comunitaria en pequeños grupos, los socialistas científicos eludieron hablar de la futura sociedad. “Somos científicos, no profetas”, decían,
        creyendo que el socialismo nacería al “dar rienda suelta” a fuerzas, bases económicas y formas de organización productiva nacidas en la sociedad
        burguesa.  No se elaboró una concepción que, aunque aproximada y sujeta a las variaciones que las condiciones exigen,  pudiera ser una nueva
        plataforma. Tampoco se trazó una estrategia  hacia la transformación. La acción osciló entre la conspiración, el golpe de fuerza, las campañas
        electorales y la insurrección popular que llevó al triunfo al trabajador ruso. La estatización de la economía propuesta en el Manifiesto del 48, la
        fusión de los poderes ejecutivo y legislativo en la Comuna de París de 1871, la propiedad colectiva, el desarrollo ilimitado de los medios de pro-
        ducción, la solución de las necesidades de alimento, vestido, habitación, educación y salud, el control de la familia y la educación infantil, la vida
        comunal y la repartición igualitaria de los medios de vida, se tornaron en “ideales” a realizar.
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