Page 7 - 1. DESORIENTANDO A LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS EN EL USO DE LAS TIC
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afrontar este desafío? ¿Acostumbran a trabajar en forma comunitaria o en soledad? ¿Cómo
construyen el liderazgo pedagógico de los equipos directivos? ¿ Tienen la formación adecuada para
lograr que las escuelas puedan pasar de una escuela que enseña a una comunidad que aprende?
¿Cómo prepararlos adecuadamente para enfrentar el reto de transformar la cultura de la profesión
docente y gestar con ellos comunidades de aprendizaje?
¿El inspector puede liderar la mejora educativa desde el perfil que tiene actualmente? ¿Por qué
piensa eso? ¿Qué cree que es necesario modificar? ( ¿Ya se quedó sin tinta?)
Si Ud. pudo responder algunas preguntas y escribir nuevas propuestas, acaba de hacer una pequeña
ruptura en el sistema educativo para remover obstáculos, está en condiciones de desprenderse de
algunas sobrecargas que no suman a su tarea, pudo pensar estrategias para resolver problemas,
pudo replantearse qué significa intervenir en las escuelas.
Pero fundamentalmente, está un poco des- orientado, sabe que tiene que cambiar de rumbo y está
pensando... ¿hacia dónde? ¿cómo lo hago? ¿con quienes lo tengo que hacer?
Si le está pasando eso, lo invitamos a seguir hasta la siguiente parada.
Si no es así le aconsejamos volver a pasar por Santa Norma…. y empezar de nuevo.
Segunda parada “Chiquita Ruptura” (ex Salto Grande)
¡Gracias por venir estimado/a colega! Si le parece bien lo voy a seguir tratando de Ud. porque
todavía no tenemos mucha confianza, si está aquí posiblemente viene de Santa Norma o de Rolo B
Soleto, y posiblemente tenga ganas de romper alguna norma, por chiquita que sea, vale la pena
continuar el viaje, así que aprovechemos para seguir ahondando en ella un poco más ella, “La
Norma”, actualmente la Ley de Educación Nacional 26.206 y la Ley de Educación Provincial
13.688, buscan generar espacios de quiebre y reorganización del sistema educativo, revalorizando
la heterogeneidad y la diversidad geográfica y cultural del territorio argentino, de generar los
espacios y estrategias necesarias para hacer posible la mejora educativa y la innovación, pero nos
vemos en la obligación de decir que no alcanza con normar o decretar lo que se espera alcanzar, se
tienen que generar los dispositivos necesarios para lograrlo.
Si miramos algunas fotos del siglo pasado y otras fotos de la actualidad vemos que el mundo
cambió … pero la escuela... la escuela cambió muy poco, sigue detenida en “Santa Norma” tal
como lo afirma Inés Aguerrondo: “Las fuertes transformaciones de la sociedad global están
dejando en claro que este fin de siglo está suponiendo un cambio total de reglas de juego, un
cambio de paradigma. En el caso de la educación quizás el fracaso se deba a que las respuestas
tienden a sostener una mirada retrospectiva más que a inventar una propuesta prospectiva. Y esto
es grave ya que a pesar de que estas respuestas prospectivas existen en otras áreas, en la
educación parece que se prefiriera una respuesta que se acerca a más de lo mismo. Nos limitamos
a expandir y replicar el modelo clásico de la escuela del siglo pasado (más bien del siglo ante-
pasado, del siglo XVIII, que a esta altura, ya casi es del siglo ante-ante-pasado!), modernizándolo
con materiales didácticos y, sobre todo, incluyendo la mayor cantidad de computadoras posible.
Esta solución es por demás ingenua y denota muy poca capacidad de mirada prospectiva.”
Tratemos ahora de hacer una mirada prospectiva, innovadora, que nos invita a meternos en lo
nuevo, en lo desconocido; mirar hacia adelante al “por- venir”. Esta no es una mirada que adivina
el futuro, pero sí imagina futuros, instala posibilidades y genera espacios, para que otros imaginen
con nosotros y los hagamos posibles. (¿Se acuerda por ejemplo de Julio Verne?).
Esta forma de mirar requiere aprender a resignificar la otredad, “ese otro que irrumpe en la trama
institucional normalista con una cultura diferente a la ya dada, a la propia del normalismo; ese
otro que violenta el orden establecido y que instaura el desorden; ese otro que desde la ajenidad da
cabida y admite la posibilidad del advenimiento de lo nuevo, de lo radicalmente nuevo; ese otro
que desde un lugar diferente se pronuncia, corriendo el riesgo no sólo de no ser escuchado, sino
también de ser rechazado” (Ducoind Watty 2013)
Como pudimos experimentar lo disruptivo nos dice que algo no funciona, y que tenemos que
buscar una alternativa, que necesitamos evaluar la situación y hacerlo lo mejor posible, obteniendo
información de fuentes útiles, pertinentes, confiables, muchas están a disposición en los llamados
“datos duros” de las escuelas, los cuantitativos, que nos proporcionan valiosa información,
(ausentismo de alumnos y docentes, aprobados, desaprobados, repitentes, promoción efectiva, días
de clase dictados, etc) pero no todo está allí, existen los “datos blandos” los cualitativos, esos son
los más difíciles de evaluar, porque los tienen las personas que construyen las escuelas, que están
allí, son fuentes con nombre y apellido, pero necesitamos rescatar las voces de todos y tenemos que
hacerlo de forma organizada.
Para rescatar los datos cuantitativos tenemos planillas de cálculo, programas como Asistiré,
capacitaciones enmarcadas dentro del Plan Nacional Aprender conectados, utilización de los datos
que da la plataforma digital del , como Mi Escuela, Mis Alumnos, relevamientos inicial y