Page 105 - Necronomicon
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descubrimiento   empírico   que   se   anuncia   va   apoyado   por   una   resumida   referencia   al
                  Necronomicon; esto ayuda al lector y al narrador a situar dichos descubrimientos aleatorios
                  en el contexto general de los Mitos. Así, la primera mirada a los yermos antárticos recuerda
                  al narrador las "extrañas y perturbadoras descripciones de la nefastamente legendaria
                  meseta de Leng que se presentan en el espantoso Necronomicon... Más tarde lamenté no
                  haber examinada nunca aquel monstruoso libro en la biblioteca del colegio".. Un mensaje
                  radiofónico al campamento base sugiere que la "disposición (de los fósiles) recuerda a unos
                  de los monstruos de los mitos primarios, fabulados específicamente en el Necronomicon
                  como Seres Mayores". El siguiente descubrimiento incita al autor a referirse de nuevo a la
                  "perversamente afamada meseta de Leng", para lamentar que "yo nunca había leído el
                  abominable Necronomicon" (quizá éste había hecho de él un hombre impresionable), y a
                  añadir que había hablado con "aquel desagradable erudito y folklorista Wilmarth" (el autor
                  de la primera narración Cthulhu, The Wisperer) antes de seguir adelante. Los últimos
                  descubrimientos vuelven a ser presentados mediante una revaluación de lo que ya sabemos
                  sobre el "libro prohibido", además de las referencias a "mitos que insinúan espantosamente
                  temas parecidos al Necronomicon"; "salmodias viscosas que, sin duda alguna, eran las que
                  murmuraba   Abdul   Alhazred   (¿en   prosa?)   como   los   "shogguths"   en   su   horroroso
                  Necronomicon, a pesar de que aquel loco árabe no había insinuado que existiera alguno de
                  ellos en la Tierra, excepto en los sueños de quienes habían masticado una cierta hierba
                  alcaloide"; y "la fabulosa meseta de pesadilla que incluso el loco autor del Necronomicon
                  vacilaba en comentar". La conclusión de Madness es presentada de forma inteligente como
                  una conversación entre Danforth, "un gran lector de temas extraños que había hablado
                  mucho de Poe", que es "uno de los pocos que alguna vez han examinado completamente a
                  fondo aquella copia del Necronomicon roída por los gusanos y guardada bajo llave en la
                  biblioteca del colegio", y el narrador. En ella trata de ponderar las impresiones que el "libro
                  prohibido" pueden haber causada sobre los protagonistas ("no insinuó ninguno de estos
                  horrores específicos hasta después de que su recuerdo hubiese tenido ocasión de recurrir a
                  su pasada lectura") en contra de los verdaderos descubrimientos científicos. Se trata de una
                  técnica que Lovecraft empleó por primera vez en la narración de Houdini, pero en el
                  presente caso sus finales "abiertos" están expuestos con mucha sofisticación. Siempre había
                  la posibilidad de que el "loco árabe" hubiese tenido razón cuando "trataba nerviosamente de
                  jurar que ninguno de esos seres habían sido engendrados en este planeta, y que sólo los
                  soñadores drogados los habían concebido alguna vez". En Dreams of the Witch House
                  (1932), este tema se repite, porque las autoridades de la Universidad impiden a Gilman
                  "consultar los viejos y equivocados libros" cuando ya es demasiado tarde; en efecto,
                  "Gilman   ya   tenía   algunas   terribles   pistas   del   abominado   Necronomicon   y   sabía   que
                  representaba un demonio primario demasiado horrible para ser descrito"; cosas que se
                  "citaban cautelosamente" en aquel libro casi convencen a Gilman de que está volviéndose
                  extremadamente impresionable ("decidió que había captado el última concepto de cuanto
                  había leído en el Necronomicon sobre Azathoth, aquel insensato ente"). En Through the
                  Gates   of   the   Silver   Key   {1932)   dice   que   "un   capitulo   completo   del   prohibido
                  Necronomicon" es utilizado por Randolph Carter cuando está tratando de colocar en su
                  contexto los dibujos grabados en la llave de plata. Carter recuerda que el loco Arabe "los
                  había bosquejado de forma vaga y desconcertante" (hace referencia a The Guide) y cita un
                  párrafo entero sobre las "formas de la oscuridad que agarran y atan". El Necronomicon
                  también le indica qué "reverencias" debe hacer en presencia de la Forma.





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