Page 109 - Necronomicon
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{nacido en el Salem de los juicios de brujas) en aquellas ciudades coloniales con techos de
estilo holandés y, especialmente, en los bosques situados sobre Arkham, aquellos mismos
bosques enmarañados y oscuros, en los que los protagonistas de The Scarlet Letter tenían
sus citas con los emisarios de Satanás. Este es el escenario de la América virgen a la que
Lovecraft se refiere en su ensayo On Supernatural Horror in Literature, la vasta y tenebrosa
selva virgen en cuya luz crepuscular muy bien podrían esconderse todos los temores".
Los bosques que hay sobre Arkham, típicos bosques de cuentos de hadas, están habitados
por una raza procreada por consanguinidad y genéticamente sospechosa, cuyos antepasados
tenían que huir con frecuencia de los juicios de brujas en el Massachusetts del siglo XVIII.
Allí los fantasmas son con frecuencia los de los indios más cruelmente desposeídos por los
recién llegados a aquellas tierras. Este es el bosque primordial en el que el tiempo pasado
domina sobre el tiempo presente y quedará sin modificaciones en el futuro; el hombre no
tiene allí nada más que hacer, y si decide que le interesa visitarlo, peor para él, Lovecraft
habla del "inherente carácter misterioso de la herencia americana"; en estos paisajes de
bosques infernales; toca algo que está arraigado muy profundamente en la conciencia de los
primeros colonizadores: una escondida vena de arcaica paranoia. Los bosques de Arkham
son una imagen exacta del miedo al país desconocido que quedaba fuera de las cercas
levantadas apresuradamente por los primeros colonizadores; la tierra que vinieron a
someter pero que, de momento, no mostraba ningún signo de sumisión.
Existe un legendario miedo a los bosques; es el mismo pánico que el propio Pan inspiraba a
quienes penetraban en sus dominios. Las tropas romanas, que no sentían miedo ante ningún
enemigo, quedaron sobrecogidas por un terror rígido ante su primer encuentro con los
inexplorados bosques de Germanía.
Existe un miedo razonable frente a la masiva evidencia de una agitada forma de vida que no
es humana, esto es, el mundo de los vegetales gigantes.
"Al Oeste de Arkham, los bosques son salvajes, y los que crecen en algunos profundos
valles jamás han sido talados por el hacha". Fluyen los arroyos que nunca han visto el ;sol;
las piedras caídas de las granjas abandonadas indican cuan mal recibido ha sido allí el
hombre al pensar, en su necedad, que podría vivir allí, y también cuan precipitada y cuan
ignominiosa fue su partida. Esta es la residencia del Negro Macho Cabrío de los Bosques
con un Millar de Jóvenes; estas "sólidas y lujuriantes masas boscosas entre cuyos árboles
primarios podrían esconderse ejércitos enteros de espíritus elementales" (The Whisperer in
Darkness).
En el momento en que es perforado por un meteorito, este paisaje se despoja de su
constante aspecto de benevolencia superficial. Ahora la hierba es agrisada, está marchita. Y
las parras han caído de los muros de una ruinosa granja convertida en "frágiles escombros";
mientras, grandes árboles desnudos arañan el cielo gris de noviembre con estudiada
malevolencia" (The Colour Out of Space). Esta tierra antropomorfizada rezuma veneno; el
terreno cultivado se ha transformado en un baldío maldito que, de hecho, está en trance de
convertirse en otra versión de la meseta d‘ Leng, aquella meseta completamente estéril y
oscura de la mitología de Lovecraft. Aunque de forma estilizada, es un paisaje basado en
formas reales que se va convirtiendo en una invención, e incluso en una siniestra
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