Page 136 - Frankenstein, o el moderno Prometeo
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que aún no habían llegado a Livorno.
Cuando Safie se encontró sola, decidió en su interior qué plan debía seguir ante
esta situación. Le repugnaba la idea de regresar a Turquía; su religión y sus
sentimientos eran igualmente contrarios a ello. Por algunos papeles de su padre que
cayeron en sus manos se había enterado del exilio de su amado y había averiguado el
nombre del lugar adonde había ido a vivir. Estuvo vacilando algún tiempo, pero al
final tomó una resolución. Llevándose consigo algunas joyas de su pertenencia, y
cierta cantidad de dinero, abandonó Italia con una doncella natural de Livorno que
entendía la lengua común de Turquía, y se dirigió a Alemania.
Llegó sin percance a un pueblo situado a unas veinte leguas de la casita de
De Lacey, cuando su doncella cayó gravemente enferma. Safie la cuidó con el más
abnegado afecto; pero la pobre muchacha murió, y la joven árabe se quedó sola, sin
conocer la lengua del país, y totalmente ignorante de las costumbres del mundo. Sin
embargo, cayó en buenas manos. La italiana había mencionado el nombre del lugar al
que se dirigían, y después de su muerte, la mujer de la casa donde se habían
hospedado cuidó de que Safie pudiera llegar sin peligro a la casa de su amado.
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