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Afro‐Cubans es revelador: una “big band” bien equipada con trompetas y saxos (Bauzá tocaba trompeta
y alto sax) apoyada por una sección rítmica en la cual se hallaba un auténtico rumbero, Carlos Vidal
Bolado. Esta fusión de jazz y ritmos afrocubanos está reconocida como la mayor influencia en los
legendarios jazzistas Dizzy Gillespie, Charlie Parker y Stan Kenton y, a través de ellos, su expansión a
toda la renovación del jazz en los venideros 15 años. En franca admiración y reconocimiento, Kenton
compondrá en 1947 un número titulado “Machito” y grabará “The Peanut Vendor” con Machito en las
maracas. Es una de las mejores registradas y fue un gran éxito.
Miguelito Valdés, llegado alrededor de 1940, se inserta rápidamente en varias agrupaciones, entre ellas
las de Machito, los portorriqueños Noro Morales y Tito Puente, y Xavier Cugat. Sin embargo, a pesar de
que la promoción lo inmortalizó en una postal donde aparece de perfil, con una tumbadora colgada
igual que un guitarrista, no dejó mayores huellas en la percusión. Su aporte puede medirse en la calidad
de su potente voz, y en el apodo que le endilgaron: “Mr. Babalú”. Esta canción, que le hacían cantar en
todas partes, preparaba sicológicamente al público americano para la aceptación de las raíces africanas
(hablamos de música) si bien esto puede inscribirse en el “exotismo”. Lo mismo se hizo con Desi Arnaz,
llegado en 1934, presentado en igual postura que Miguelito y con la misma canción. En la película “Too
Many Girls” de 1940 (con canciones de Rodgers y Hart) lo caracterizaron como un argentino, Manuelito,
que juega futbol americano, y toca tumbadora y baila como un cubano. ¿Se puede pedir más?
Estas locuras servían de propaganda al flujo que siguió. Otro factor externo se sumaba a esta
contribución: la política. El presidente Franklin D. Roosevelt había promovido un tratamiento hacia los
países del hemisferio que se ha denominado “El Buen Vecino” consistente en un acercamiento hacia
estas naciones y la promoción de sus culturas. Como parte de esta política, el 10 de octubre de 1942 se
efectuó un concierto de música cubana en el Carnegie Hall. Esta sala, ligada a acontecimientos que
representan un hito cultural, abría ahora por primera vez sus puertas a la música de un pequeño país.
Pero no nos engañemos, el título de “Good Neighbor Concert” no representa una dádiva, pues el músico
escogido para este histórico momento fue Ernesto Lecuona, mundialmente famoso ya, cuya canción
“Siempre en mi corazón”, que formaba parte del programa, había discutido el Oscar el año precedente,
grabada por Jimmy Dorsey, y por Glenn Miller, quien la llevó a la lista de los diez primeros lugares en
Billboard. La primera mitad del concierto fue transmitida por la NBC a América Latina y el New York
Times se hizo eco del éxito en su edición del día siguiente, lunes. No había posibilidad de fracaso.
Nuestra insistencia se debe a un libro escrito por Carol A. Hess, titulado “Representing the Good
Neighbor” en el cual, sin quitar méritos a la investigación realizada, el enfoque induce a reducir toda la
penetración musical en Estados Unidos a una consecuencia de esta política.
En 1943, más precisamente, en mayo 29 se produjo la composición de un número que, siguiendo a Max
Salazar, es la primera descarga de jazz latino oficial. El día anterior, Machito y sus AfroCubans habían
estado ensayando “El Botellero” de Gilberto Valdés, por lo que al continuar los ensayos, Bauzá pidió al
pianista Luis Varona que tocara la misma descarga y éste comenzó la introducción de “El Botellero” en la
mano izquierda. Entonces Bauzá instruyó a Andino el ritmo que deseaba en la tumbadora, luego a los
saxos y de seguido se unió en la trompeta. El saxofonista Gene Johnson improvisaba sonidos orientales y
el número fue tomando forma. “Por accidente, el jazz afrocubano fue inventado cando Bauzá compuso
Tanga.” (Tomado de Wikipedia, cita del artículo “The Beginning and its Best” de Salazar en Latin Beat
Magazine, 1997, Vol.7 No.1). Se ha escrito que Bauzá fue el primero en explorar y desarrollar el
concepto de clave dentro del jazz. Bobby Sanabria, quien mucho después será baterista de Bauzá,
menciona como ejemplo (Citado por Peñalosa: “The Clave Matrix” (2009), página 252) la grabación
hecha por Machito y sus Afro‐Cubans de “Que vengan los Rumberos” de Gilberto Valdés: “Bauzá era un
maestro moviendo la canción de un lado al otro de la clave y luego al revés. Un compás de 2 por 4
mueve la progresión de acordes del doblado 2‐3 al triple 3‐2. Luego, otro compás de 2 por 4 devuelve la
progresión de acordes al doble 2‐3”.
Los rumberos seguían llegando, con o sin buen vecino, pues el presidente Roosevelt murió en 1945 y
Chano Pozo llegó en 1947. Su nombre era conocido desde mucho antes, pues tocaban su “Tin Tin Deo” y
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