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1940 en adelante. Sin ton ni son –literalmente‐ Joel McCrea en “Foreign Correspondent” de Hitchcock
(1940) en medio de serios problemas, dice a Laraine Day: “Llama… y cancela mis lecciones de rumba”.
Sin ton, pero con un poco de son, los camioneros Humphrey Bogart y George Raft en “They Drive By
Night (1940)” , que no sugiere contacto alguno con lo latino, dicen de pronto en un baile: “Bailemos una
rumba” y salen de la nada los músicos con trajes de guaracheros a tocar. Hasta Charles Laughton se vio
obligado a exponer su anatomía en una conga con Deanna Durbin en “It Started With Eve” (1941). La
MGM filma en 1941 un corto titulado “Cuban Rhythm” en un intento por enseñar a todos a bailar bien la
rumba y la conga, según dice. Basado en el libro “How to become a good dancer” de Arthur Murray (las
ganancias iban a multiplicarse) el narrador va mostrando los errores (en tono de burla) y rectificando los
pasos. El documental comienza: “¡La Rumba! ¡Actualmente, todo el mundo está bailando rumba!”
No terminaríamos la reseña si nos referimos a todas. La muestra basta para probar que el organismo
entero, de norte a sur y de este a oeste había sido invadido. Y tanto en la superficie popular como en la
creación profunda, ya las células cubanas formaban parte de él.
Lo esencial llegaba al gran público y el mundo tomaba nota. Una película de 1938, “Fools for Scandals”
con canciones de Rodgers & Hart, deja constancia de ello en una escena en París, en la cual los
protagonistas entran al restaurant “Le Petit Harlem” donde los músicos afroamericanos tocan swing.
Más allá de la pantalla, existían tales clubes en Paris, como el Bricktop’s, “donde Josephine Baker y Ada
Smith habían establecido un pedacito de Harlem” dice Maurice Wallers en la biografía de su padre y “La
Rumba” “que era el favorito de papá” confiesa.
Es un postulado, recogido en la canción “It Don’t Mean a Thing if It Ain’t Got That Swing” compuesta por
Duke Ellington and Irving Mills y grabada en 1932. En corto: sin swing, no sirve. Es el lanzamiento del
swing y su ritmo sincopado, que va a marcar más de una década en clubes, teatros, el cine y las
grabaciones, tocado por bandas gigantes y bailado por todos hasta la Segunda Guerra Mundial.
Invitamos a hacer un alto y escuchar estas grabaciones, junto a las combinaciones de “rumba” y boogie
woogie que hemos mencionado. Para ayudar un poco al lector curioso, añadimos los títulos siguientes:
“King Porter Stomp”(1935) por Benny Goodman (el ritmo todavía no desbordado, pero se puede
escuchar en los bloques de los vientos), “Rock It For Me”(1938) por Lunceford (ya reconocido en la letra
que el rock and roll es un ritmo cuando dice “… hoy la locura es con el rhythm and rhyme, así que ¿no
satisfarás mi alma con el rock and roll?”, “Rockin’ Rollers Jubillee”(1938) por Erskine Hawkins (también
moderadamente marcado por los bloques de viento, pero con una precursora descarga de saxo),
“Jeepers Creepers”(1938) por Al Donahue (con gran oficio y el swing totalmente establecido), “Jumpin’
at the Woodside” y “Swinging the Blues” (ambas de 1938) por Count Basie (que seguramente
enloquecieron a los bailadores por la rapidez y vitalidad del ritmo y las descargas de saxo de Earl Warren
y Lester Young) y llegue a 1940 con “In The Mood” de Glenn Miller (espectacular y avanzada en su
tiempo, en la cual puede fácilmente superponerse la clave en la sección en que los vientos llevan el
ritmo en bloque). Ahora escuche un rock and roll. Es asombroso el parecido en el ritmo y no sorprende
que el baile sea casi igual. ¿Podemos decir que el rock and roll ya existía? Hablemos de ello.
Hablando de “Rock and Roll”
Estas tres palabras venían usándose desde siglos atrás para indicar el efecto de las olas del mar sobre las
embarcaciones y los marinos. Seguidamente entraron en el mundo de la poesía y la canción con sus
variaciones de “mecer”, “sacudir”, “rodar”, “enrollarse”, “menear” y hasta “desatar el fervor religioso”,
pero como usted de seguro ya imagina, el sentido metafórico las va a asociar con el baile y con ideas
sexuales. Nuestros conocidos sincopantes de comienzos del siglo XX también usaron frases como “rock
away” y “swing along”, pero la grabación de “My Man Rocks Me With One Steady Roll” por Trixie Smith
con Fletcher Henderson es, en nuestra opinión, la primera en unir las palabras rock y roll en una forma
cercana a lo que podemos entender como un “casi” inicio de este ritmo, con todo y su evidente sentido
sexual. Trixie grabó esta pieza en 1923 y no hay en ella la suficiente energía rítmica para considerarla un
rock and roll. Es, simplemente, un blues, que era un estilo y ahora se erigía en género. La canción no
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