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                      Después de un noviazgo que se prolongó por casi cuatro años, lleno de

                zozobra dada la resistencia que Clemente Quirós oponía desde Buenos Aires,
                se casaron en Madrid, nuevo destino de tío Pepe, el 20 de marzo de 1935 en la
                Basílica de la Milagrosa, calle García de Paredes 93. Tío Agustín prefirió espe-
                rar en el portal de la iglesia, junto a su hermano Rafael. El padre de Clotilde no
                                                           se movió de Buenos Aires, pese a haber
                                                           viajado a visitarla cada dos años durante

                                                           la década anterior. Daniel Candel López,
                                                           por profesión, formación, recursos eco-
                                                           nómicos  y  actuación  política, no  era  el
                                                           yerno que había imaginado para su úni-

                                                           ca hija.
                                                                 Los recién casados se instalaron en

                                                           Algeciras a principios de abril de 1935
                                                           en un  pequeño  departamento alquilado.
                                                           Primer  piso  de  la  esquina  de  las  calles
                                                           José Román y del Buen Ayre. En 1999

                                                           aquella casa estaba aún en pie. Como lo
                                                           sigue  estando  la  que  albergó  a  nuestro
                                                           hogar y a la Academia Minerva de mis
                                                           padres,  al  lado  del  Teatro  Español,  en
                                                           Comodoro Rivadavia.

                      Daniel continuó ejerciendo la dirección de la Escuela de Orientación Ma-

                rítima de Algeciras. Su actuación política se desarrollaba en la Unión Republi-
                cana a la que pertenecía desde 1932, y desde un tiempo antes también en el
                PSOE.   Esas pertenencias, más las reuniones en la Logia, hacían temblar a
                Clotilde, que tenía tres meses de embarazo a principios de aquel julio de 1936
                que no olvidarían. Ninguno de los dos, en realidad nadie en la familia y en el
                medio en el que se movían, pareció medir la intensidad de la hecatombe que

                latía y se avecinaba empujando a España hacia el abismo.

                      El sábado 18 de ese mes, en un golpe de estado que se venía gestando
                desde mucho tiempo antes, los generales al mando de las guarniciones del ejér-
                cito en el Marruecos Español -donde años antes Daniel había hecho la milicia-
                plasmaron una sublevación contra el gobierno establecido de la Segunda Repú-
                blica Española. Tropas profesionales de asalto cruzaron el Estrecho de Gibral-

                tar y entraron al continente por el puerto de Algeciras, declarada de inmediato
                en estado de guerra y controlada por los amotinados en veinticuatro horas.




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