Page 154 - Auge y caída del antiguo Egipto
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Los documentos más notables que se conservan de la VIII Dinastía son una
colección de reales decretos del templo de Min en Gebtu (la actual Qift), en la
orilla oriental del Nilo, en el Alto Egipto. Desde la época prehistórica, Gebtu
había florecido como puerta de entrada al Desierto Oriental y a sus abundantes
recursos minerales. El dios de la fertilidad local, Min, había sido adoptado como
una divinidad nacional en los primeros tiempos de la historia egipcia, y su centro
de culto era objeto del patrocinio real desde los mismos comienzos de la I
Dinastía. Hacia el final del Imperio Antiguo, Pepy I y Pepy II añadieron nuevos
edificios y dotaciones al templo. Sus sucesores de finales de la VIII Dinastía
mantuvieron esa tradición, pero con fines muy distintos. El rey Neferkaura, por
ejemplo, promulgó tres decretos para que fueran expuestos públicamente en el
templo. Su propósito no era aumentar el número de propiedades anexas de este o
salvaguardar a su personal del servicio al Estado, sino algo mucho más práctico
y político: anunciar el ascenso de un lacayo real, Shemai, al cargo de gobernador
del Alto Egipto —con responsabilidad sobre las veintidós provincias desde la
primera catarata hasta las afueras de Menfis— y confirmar la sucesión de su
hijo, Idy, como nomarca (gobernador provincial) de Gebtu. Los débiles
gobernantes de la VIII Dinastía necesitaban de todos los amigos que pudieran
reunir, y, por tanto, no hacían ascos a la posibilidad de utilizar los privilegios
reales para honrar y recompensar a sus partidarios en las regiones.
Esta corrupción de la monarquía fue llevada aún más lejos por el sucesor de
Neferkaura, Neferkauhor. En el transcurso de un solo día, probablemente el
mismo de su ascenso al trono (c. 2155), el rey promulgó nada menos que ocho
decretos para que fueran expuestos en el templo de Gebtu. Una vez más, los
ocho tenían que ver con ascender y honrar a Shemai y a varios miembros de su
familia. El propio Shemai era ascendido al cargo de visir, mientras que su hijo le
sucedía como gobernador del Alto Egipto (aunque con unas competencias
considerablemente reducidas); a otro hijo se le daba un cargo en la plantilla del
templo, una decisión conmemorada en tres decretos distintos, cada uno de ellos
dirigido a cada uno de los miembros varones de la familia. Otro edicto más