Page 161 - Auge y caída del antiguo Egipto
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resueltamente leal a la dinastía. Su gobernador había asegurado la lealtad
constante no solo de su propia provincia, sino también de las dos provincias
vecinas. Ahora, con el poder tebano en auge, los heracleopolitanos se
enfrentaban a la secesión de todo el conjunto de sus dominios meridionales. Su
respuesta fue marcadamente política a la vez que potencialmente incendiaria: la
instauración de un gobernador leal en la provincia de Gebtu, atrapada entre
Tebas, al sur, y Iunet, al norte. En realidad, había muy pocas opciones aparte de
mantener una estrecha vigilancia sobre las ambiciones tebanas. El gobernador
recién nombrado, User, era consciente de la importancia de su tarea, y trasladó
su capital provincial desde la tradicional sede de Gebtu a la población de
Iushenshen (la actual Jozam), justo en la frontera con la provincia tebana. Desde
allí podía literalmente mirar a los ojos al enemigo.
La provincia de Gebtu revestía una gran importancia estratégica. No solo era
la puerta de entrada al Desierto Oriental, sino que sus líderes también tenían
jurisdicción sobre las rutas que atravesaban el Desierto Occidental. Estas últimas
llevaban a los oasis saharianos, partiendo del valle del Nilo en un punto de su
orilla occidental situado directamente enfrente de Iushenshen. User y sus reales
señores sabían muy bien que Tebas contaba ya con cierta presencia militar en el
Desierto Occidental, puesto que los tebanos habían contribuido con una
guarnición en el desierto a la alianza defensiva contra Anjtifi. Pero era vital que
no se les permitiera ampliar dicha presencia. Si Tebas llegaba alguna vez a
hacerse con el control de las rutas del Desierto Occidental, sus gobernantes
estarían en condiciones de esquivar cualquier posible oposición a lo largo de
todo el valle del Nilo y obtener un acceso directo por tierra a la ciudad sagrada
de Abedyu, joya de la corona heracleopolitana y sede del gobernador del Alto
Egipto. Sin duda, un desastre así representaría el principio del fin para la Casa de
Jety.
Reaccionando ante esta situación, como siempre, con un acto propagandístico
meticulosamente calculado, Intef de Tebas anunció sus intenciones añadiendo un
nuevo título a su creciente lista de epítetos (en este aspecto no era más que el