Page 165 - Auge y caída del antiguo Egipto
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parece  haber  sido  el  principal  logro  del  rey  Intef  (I).  En  cualquier  caso,  su
               autoproclamado reinado duró poco más de una década, pero al menos supuso un

               decisivo  avance  estratégico,  proporcionando  la  base  para  la  futura  expansión

               tebana.  Su  hijo  y  sucesor,  Intef  II,  no  tardó  mucho  en  recoger  el  testigo  y
               continuar la guerra con renovada energía. Su evidente carisma y sus cualidades

               de  liderazgo  inspiraron  una  lealtad  fanática  entre  sus  lugartenientes  más

               próximos.  Uno  de  ellos,  Heny,  se  jactó  de  haber  asistido  a  su  señor  «día  y

               noche». Semejante devoción dio lugar a una fuerza de combate estrechamente
               unida, que pronto se vería coronada por el éxito.

                  Pero antes de que Tebas pudiera confiar en enfrentarse a la potencia de las

               fuerzas leales al norte de Abedyu, tenía que asegurar su flanco sur. Así pues, el
               primer objetivo era consolidar el control tebano sobre la otrora base de poder de

               Anjtifi. Ya fuera en los últimos años de la vida del nomarca, o bien poco después

               de su muerte, el caso es que la población local vio lo que se le venía encima y

               decidió unirse a la suerte de Tebas. El hambre, que posiblemente todavía causaba
               estragos, y el empobrecimiento general sufrido por la población, fueron quizá

               factores que contribuyeron a ello. La gente sentía claramente que su futuro sería

               más  seguro  (o  menos  inseguro)  como  vasallos  de  Intef  II.  Al  mismo  tiempo,
               Tebas logró expandir su control hacia el norte para abarcar las tres provincias

               vecinas  de  Gebtu,  Iunet  y  Hut-Sejem.  En  cumplimiento  de  la  afirmación  que

               hiciera su abuelo, Intef el Grande, Intef II pasó a ser realmente el «gran señor del
               Alto Egipto», y era reconocido como tal en todo el territorio de la «Cabeza del

               Sur», las siete provincias más meridionales desde Abu hasta las inmediaciones

               de Abedyu.
                  De ahí que, mediado el reinado de Intef II (c. 2045), la frontera norte del reino

               tebano se hallara cerca de Abedyu. Taur (la provincia de Cheni) se convirtió en

               el nuevo frente de la guerra civil, y las rutas del desierto que proporcionaban un

               acceso  directo  entre  Tebas  y  Abedyu  demostraron  finalmente  su  utilidad.  Un
               partidario  tebano  registra  el  dato  de  que  una  expedición  militar  avanzó  «en

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               medio del polvo» para atacar Taur,  mientras que otro relata la batalla que se
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