Page 236 - Auge y caída del antiguo Egipto
P. 236

Per-Sopdu, en la zona oriental del delta, en pleno corazón del reino hicso. Era
               aquel,  pues,  un  clásico  ejemplo  de  «ojo  por  ojo»  teológico.  Si  Jyan  pudo

               adjudicarse  el  patrocinio  de  un  dios  tebano  para  reforzar  sus  pretensiones  de

               hegemonía política, Intef bien podía hacer lo mismo y acogerse a la protección
               de un dios del delta con especial responsabilidad sobre los territorios extranjeros.

               Con la bendición de Sopdu, la XVII Dinastía tebana podía confiar en derrotar a

               los  extranjeros  con  sus  propias  armas  y  recuperar  el  control  de  las  tierras

               perdidas a manos de los invasores.
                  Pero  una  cosa  era  el  apoyo  divino,  y  otra  muy  distinta  la  política  práctica.

               Antes de que el propio Nubjeperra Intef pudiera confiar en empezar a movilizar

               a  sus  partidarios  en  un  contraataque  contra  los  hicsos,  primero  tenía  que
               consolidar  el  poder  de  su  dinastía en su propio territorio. Juntos, los egipcios

               podían vencer; divididos, sucumbirían. En Gebtu se ha conservado un notable

               documento  que  da  testimonio  de  esta  reestructuración  del  poder.  Es  un  real

               decreto de Nubjeperra Intef zanjando una disputa interna surgida en el seno de la
               poderosa burocracia que regentaba el templo de Min. No hay constancia de los

               detalles  del  lastimoso  asunto,  pero  el  veredicto  del  rey  con  respecto  al

               responsable, Minhotep, era claro e inequívoco:


                    Haced que sea expulsado del templo de mi padre Min, haced que sea excluido del oficio del templo de
                  hijo a hijo y de generación en generación, y arrojado al suelo. Hay que arrebatarle sus provisiones … de
                                                                                                    9
                  modo que su nombre no se recuerde en este templo, como se hace con quien como él se rebela.


                  Podemos sospechar que el comportamiento sedicioso de Minhotep no era un

               acto  de  sacrilegio  contra  el  propio  templo,  sino  una  acción  contra  los  leales
               partidarios  de  Intef,  especialmente  si  tenemos  en  cuenta  que  el  principal

               beneficiario de la excomunión de Minhotep era el alcalde de Gebtu, Minemhat,

               un  devoto  sirviente  de  la  XVII  Dinastía.  Por  tales  medios,  en  los  templos  y

               ciudades  de  todo  el  Alto  Egipto,  los  reyes  tebanos  fueron  poco  a  poco
               concentrando  el  poder  en  manos  de  hombres  en  los  que  sabían  que  podían
   231   232   233   234   235   236   237   238   239   240   241