Page 238 - Auge y caída del antiguo Egipto
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habían reclutado a otros aliados para su causa: «Kush llegó … tras haber agitado
a las tribus de Uauat, todos los [¿pueblos?] de la Alta Nubia, Punt y los
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medyay». Se trataba de una coalición formidable que incluía a los habitantes
de la Baja Nubia, que sin duda supieron apreciar la oportunidad de vengarse de
sus opresores de antaño, pero también a las gentes de la remota tierra de Punt y a
los medyay del Desierto Oriental, siempre prestos a ofrecer sus servicios al
mejor postor. Los valerosos ciudadanos de Nejeb, en el ojo del huracán,
opusieron una firme resistencia bajo el valiente liderazgo de su gobernador,
rechazando a los invasores y obligándoles a retroceder más allá de la primera
catarata. Pese a ello, el propio gobernador perdió parte de sus posesiones a
manos de las hordas de saqueadores, y el bando tebano sufrió un número de
bajas que apenas podía permitirse. La invasión kushita supuso una terrible
conmoción, pero a la vez enseñó una saludable lección a la XVII Dinastía: antes
de poder iniciar de forma segura su campaña en favor de la reunificación
nacional (en la que los leales soldados de Nejeb desempeñarían un destacado
papel), debían asegurar primero el flanco meridional.
SE INICIA EL CONTRAATAQUE
En la capital de los hicsos, Hutuaret, el rey Apepi debió de adivinar el inminente
estallido de las hostilidades, puesto que tomó la precaución de reforzar la
muralla fortificada de la ciudadela real y de sellar una alianza militar estratégica
con Kush. Utilizando la ruta de los oasis, que los hicsos controlaban desde los
primeros días de su dominio, sus mensajeros podían comunicarse con el
soberano de Kush sin tener que pasar por territorio tebano. Puede que tuviera
que ofrecer a Kush una parte del botín, pero una partición de Egipto entre las dos
potencias sería un compromiso aceptable si significaba el final definitivo de la
independencia egipcia. Sin el menor asomo de ironía, Apepi empleó un ancestral
ardid egipcio para instar a sus partidarios a la lucha. En un aluvión