Page 234 - Auge y caída del antiguo Egipto
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DERROTADOS, PERO NO VENCIDOS


               Sin embargo, de algún modo, y pese a todos los contratiempos, la llama de la

               autodeterminación  egipcia  (o  la  ambición  del  antiguo  régimen  de  verse

               restaurado en el poder) nunca llegó a extinguirse. La retirada de los hicsos del
               Alto Egipto y el regreso de sus fuerzas a su base de poder en el delta, ofreció un

               rayo  de  esperanza  a  los  tebanos,  una  posibilidad  de  reconstrucción  y

               reagrupamiento. El nuevo rey de Tebas, Rahotep (a quien se identifica como el
               primer gobernante de la XVII Dinastía), inició un programa de reconstrucción de

               los  santuarios  devastados  por  los  ejércitos  hicsos.  En  Gebtu,  ordenó  que  se

               iniciaran  las  obras  de  restauración  del  templo  de  Min,  señalando  que  «sus
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               puertas  y  entradas  están  en  ruinas».   Y  en  el  centro  sagrado  de  Abedyu  se
               reavivó el culto a Osiris-Jentyamentiu. Ambos actos tenían un carácter simbólico

               que trascendía la mera preservación de monumentos; al embellecer los templos

               de  los  dioses  y  reinstaurar  antiguas  prácticas  religiosas,  Rahotep  manifestaba
               claramente su intención de ser un legítimo soberano egipcio que cumpliera con

               los deberes más importantes de la realeza. Sus sucesores siguieron su ejemplo,

               reparando el templo de Abedyu e incrementando la estructura de este y del de
               Gebtu. Ambos lugares, actores clave durante la primera guerra civil de Egipto,

               habían  pasado  a  ocupar  de  nuevo  la  vanguardia  de  la  estrategia  tebana,

               trascendiendo la actividad religiosa para abarcar también la política práctica; así,

               tanto en Gebtu como en Abedyu se establecieron guarniciones militares como
               cabezas de puente para ser utilizadas en caso de tener que combatir contra los

               hicsos. Se estaban sentando las bases de un futuro resurgimiento tebano.

                  Los  sucesores  del  rey  Rahotep  se  propusieron  asimismo  resucitar  otra
               tradicional  prerrogativa  regia:  la  construcción  de  pirámides.  Mientras  que  las

               tumbas de Neferhotep III y otros como él habían sido bastante tristes, poco más

               que pozos funerarios excavados en la roca, los gobernantes de la XVII Dinastía
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