Page 246 - Auge y caída del antiguo Egipto
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Buhen había pasado sin dificultad al control kushita. Los habitantes del fuerte
egipcio se habían apresurado a cambiar de bando, sirviendo a sus señores nubios
tan diligentemente como lo habían hecho con los grandes reyes de la XII
Dinastía. Pero cuando vieron aparecer en el horizonte las pobladas filas de un
nuevo ejército egipcio, parece ser que capitularon sin luchar, redescubriendo su
antigua alianza con el señor de las Dos Tierras. Aclamado como un héroe
conquistador, Kamose supervisó la restauración de las defensas de Buhen y su
rearme como vital guarnición avanzada.
Como buen comandante estratégico, su visión se extendía más allá de las
necesidades defensivas inmediatas. Con vistas al futuro y pensando en la
ocupación de Nubia a largo plazo, el rey restableció también la administración
egipcia en la región. Ningún soberano que se preciara podía depender de la
vacilante lealtad de los comandantes de las fortalezas; había que buscar, pues, un
mecanismo distinto que asegurara el control real directo de los territorios
conquistados. La solución de Kamose fue una innovación administrativa que
caracterizaría al control egipcio de Nubia durante los próximos siglos. Nombró a
un funcionario de confianza, Teti, como primer «Hijo del Rey» de la conquistada
Nubia, es decir, un virrey que actuaría en nombre del soberano y respondería
directamente ante su real señor de todos los asuntos nubios. Con Teti firmemente
instalado en el cuartel general del virreinato en Faras, Kamose y sus fuerzas
regresaron a Egipto para preparar la batalla contra los hicsos, un cometido
mucho más difícil y peligroso.
La estrategia de Kamose para su frente norte fue de índole tanto psicológica
como militar. Su idea era que una política de brutalidad y de terror dirigida
contra las ciudades del Egipto Medio que apoyaban a los hicsos tendría un
profundo efecto en la moral de sus adversarios y les «ablandaría» de cara al
ataque final. En sus propias palabras:
Navegué río abajo como vencedor para expulsar a los asiáticos de acuerdo con el mandato de Amón …
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con mi valeroso ejército ante mí como una lengua de fuego.