Page 305 - Auge y caída del antiguo Egipto
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botín obtenido en Tajsy y en los territorios vecinos incluía casi tres cuartos de
tonelada de oro, la asombrosa cantidad de 54 toneladas de plata, 210 caballos,
300 carros, 550 efectivos de la caballería enemiga y casi 90.000 prisioneros de
guerra, incluyendo a más de 21.000 familias enteras. Apenas sorprende que el
reino de Mitani, junto con los hititas y los babilonios, pidiera la paz y
estableciera relaciones diplomáticas con Egipto; la victoria contra un adversario
tan resuelto era una imposibilidad práctica.
La segunda campaña de Amenhotep, emprendida dos años después, se llevó a
cabo en un territorio más cercano, en Palestina, pero estaba dirigida igualmente
contra un enemigo concreto, en este caso el líder rebelde de una ciudad próxima
a Megido. De ningún modo podía permitir Amenhotep que una región tan
duramente conquistada por su padre escapara al control egipcio en el plazo de
una sola generación. El resultado, una vez más, estuvo claro desde el principio.
El jefe rebelde, «cuyo nombre era Qaqa, fue capturado, del mismo modo que su
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esposa, sus hijos y todas las personas a su cargo». No se dejó constancia de su
destino último, pero cabe suponer sin temor a equivocarse que fue
apropiadamente desagradable. Como último acto de venganza, Amenhotep
ordenó que su ejército masacrara a toda la población de la ciudad antes de
regresar triunfalmente a Egipto, una vez «saciado su deseo en todos los
territorios montañosos, en todas las tierras bajo sus sandalias». 18
No harían falta nuevas campañas militares durante el resto del reinado de
Amenhotep. En lugar de ello, la paz y la prosperidad trajeron consigo la
oportunidad de realizar proyectos de construcción en el propio territorio egipcio.
Establecida ya su fama en todos los territorios extranjeros, había llegado el
momento de que Amenhotep asegurara su inmortal recuerdo entre su propio
pueblo.
HACIA LA SALIDA DEL SOL