Page 307 - Auge y caída del antiguo Egipto
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sería venerada como principal garante de la legitimidad real. Incluso en Ipetsut,
               sede de Amón-Ra, el rey se hizo representar como un halcón medio humano,

               medio celestial, subrayando así su estrecha identificación con el dios solar. Por

               medio  de  aquella  imaginería  cuidadosamente  escogida,  pretendía  recalcar  los
               aspectos  divinos,  solares,  de  su  cargo,  abandonando  la  imagen  del  soberano

               militar que tan bien había servido a sus predecesores.

                  Thutmose IV supo sacar partido de la paz con Mitani, dedicando su reinado a

               los  asuntos  internos  en  lugar  de  volcarse  en  campañas  en  el  extranjero.  Del
               mismo modo, la diplomacia vino a reemplazar a la acción militar como principal

               instrumento de la política exterior. La administración de Nubia fue reformada

               con el nombramiento del «hijo del rey de Kush» como virrey de todas las tierras
               controladas por Egipto. En cuanto a la parte norte de su imperio, Thutmose IV

               cimentó  la  alianza  con  Mitani  al  tomar  como  esposa  a  una  princesa  de  dicho

               reino. Solo dos generaciones antes, su antecesor y homónimo Thutmose III había

               luchado  contra  Mitani  por  la  supremacía  en  Oriente  Próximo;  ahora  los
               enemigos  de  antaño  se  unían  en  matrimonio.  Con  la  paz  restablecida,  el

               comercio  pudo  florecer  de  nuevo  entre  las  grandes  potencias,  y  numerosas

               caravanas con artículos de lujo se desplazaban por mar y por tierra a través del
               Mediterráneo oriental, Palestina, Siria y Mesopotamia. Con unas reservas de oro

               (la mercancía favorita de todo gobernante) casi inagotables, Egipto era el que

               más se beneficiaba de este marcado aumento del comercio, intercambiando su
               riqueza  mineral  por  metales,  madera,  piedras  preciosas  y  otros  productos

               codiciados  por  la  realeza.  Otro  de  los  «dividendos  pacíficos»  derivados  de  la

               alianza con Mitani fue un auge de nuevos proyectos de construcción a lo largo y
               ancho de Egipto y Nubia. En todos y cada uno de los monumentos se notaba la

               fascinación del rey por el simbolismo solar, presagiando un nuevo rumbo en la

               ideología real.

                  Un país seguro de sus fronteras y en paz con sus vecinos, y una monarquía
               esplendorosa  como  nunca  antes;  se  habían  sentado  las  bases  para  un

               engrandecimiento  de  la  corona  que  superaría  todo  lo  que  Egipto  había
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