Page 310 - Auge y caída del antiguo Egipto
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la ocasión, la corte acuñó un gran escarabeo vidriado (el equivalente del antiguo
               Egipto  a  una  moneda  conmemorativa).  Repartido  por  todo  Egipto  y  sus

               territorios conquistados, sirvió para pregonar la hazaña del joven rey entre sus

               contemporáneos y dejar constancia de ella para la posteridad:


                    Un prodigio que le aconteció a Su Majestad. Alguien se dirigió a Su Majestad y le dijo: «Hay toros
                  salvajes en el desierto en la región de Shetep». Su Majestad zarpó río abajo … como hacía buen tiempo,
                  llegó en paz a la región de Shetep por la mañana. Su Majestad apareció en su carro con todo su ejército
                  tras él …
                    Luego  Su  Majestad  ordenó  que  se  cavara  una  zanja  para  encerrar  a  aquellos  toros  salvajes,  y  Su
                  Majestad fue en busca de todos aquellos toros salvajes. He aquí su número: 170 toros salvajes. [Y] El
                  número de aquellos a los que el rey dio caza en su [primer] día: 56 toros salvajes.
                    Su Majestad aguardó cuatro días para dar un descanso a sus caballos. Su Majestad apareció [de nuevo]
                  en el carro. El número de toros salvajes a los que dio caza: 40 toros salvajes. [Y] El número total de toros
                  salvajes [muertos]: 96. 1


                  Esta  repetitiva  fraseología  resulta  a  todas  luces  exagerada.  Incluso  para  un

               joven rey en lo mejor de la adolescencia, seguramente no representaba una tarea

               difícil, con la ayuda de «todo su ejército», matar a un rebaño de toros salvajes
               acorralados  en  una  zanja  sin  posibilidad  de  escapar.  Pero  el  caso  es  que

               estableció la pauta para el resto de su reinado. Amenhotep estaba cumpliendo el

               principal  y  más  antiguo  deber  de  la  realeza  egipcia:  mantener  el  orden
               derrotando  al  caos  en  todos  sus  aspectos.  Otro  escarabeo  conmemorativo,

               acuñado  en  el  décimo  año  de  su  reinado,  registra  el  número  total  de  leones

               muertos  a  manos  del  rey  en  su  primera  década  en  el  trono  (110,  para  ser
               exactos).

                  Sin embargo, tras su juvenil predilección por los deportes sanguinarios para

               demostrar su virilidad, parece que se produjo un cambio en la personalidad del
               rey  cuando  este  llegó  a  la  edad  adulta.  El  siguiente  escarabeo  acuñado  ex

               profeso, datado un año más tarde, celebra no una cacería, sino un proyecto de

               construcción, concretamente la excavación de un lago para la «gran esposa del

               rey», Tiye. No era este un mero estanque ornamental, sino un lago para pasear en
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