Page 312 - Auge y caída del antiguo Egipto
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vínculos con las creencias solares. De ahí que Amenhotep añadiera al templo de
Thot en Jnum unas colosales estatuas de babuinos, animales sagrados en el culto
a Thot, pero también venerados como heraldos del dios solar debido a su
costumbre de chillar al amanecer. En Sumenu (la actual El-Rizeiqat), cerca de
Tebas, el dios cocodrilo local Sobek fue rebautizado como la deidad híbrida
Sobek-Ra y honrado con un nuevo y flamante templo, decorado con esculturas
monumentales. Allí donde construyera, Amenhotep se esforzó por asociarse a sí
mismo con las divinidades solares, utilizando epítetos como «heredero de Ra» y
«el elegido de Ra». Y ello porque el rey deseaba que se le viera como la
encarnación de la energía del sol en todas sus manifestaciones. Él era el artífice y
el sustentador de la vida, el dador de la fertilidad y la fecundidad, y el feroz «ojo
de Ra» que, cuando se apaciguaba, dirigía su ferocidad contra los enemigos de
Egipto, defendiendo el orden creado. Así, en torno a la realeza divina se estaba
organizando una teología sofisticada como nunca antes.
Pero hubo un lugar, por encima de todos los demás, donde la energía del
programa de construcción de Amenhotep se dejó sentir plenamente. Desde el
mismo momento de su ascenso al trono, el rey adoptó el epíteto de «gobernante
de Tebas» y no tardó en demostrar semejante afirmación con hechos además de
palabras. Durante su reinado, la ciudad de Amón-Ra, que ya constituía el foco de
los reales proyectos de construcción desde los inicios de la XVIII Dinastía, se
transformó en la legendaria «Tebas de las cien puertas» que cantara Homero, con
un paisaje salpicado por una multitud de enormes pórticos de templos a ambas
orillas del río. En Ipetsut, el epicentro del culto a Amón, Amenhotep ordenó la
construcción de una nueva entrada monumental a todo el recinto, añadiendo al
mismo tiempo otra puerta en el eje sur que llevaba al templo de la diosa Mut.
Allí, el rey embelleció y decoró los edificios con un vasto conjunto de finas
esculturas de piedra, entre ellas más de setecientas estatuas de Sejmet (dos por
cada día del año), una deidad leona asociada al feroz «ojo de Ra». En la parte
norte del recinto de Ipetsut, Amenhotep dirigió la reconstrucción de un templo
anterior consagrado a Montu, el hijo de Amón y Mut, y la construcción de un